Solo quedan cinco días para que en Estados Unidos entre en vigor una serie de medidas que empujarían al país al temido abismo fiscal, mientras el reelecto presidente, Barack Obama, se enfrenta a la posibilidad histórica de liderar la potencia del norte en un contexto de profunda recesión.
El futuro económico del país depende ahora de que profundas diferencias bipartidistas sean puestas de lado, y que republicanos y demócratas lleguen a un acuerdo que contemple un aumento de impuestos menos severo al que podría darse después del 31 de diciembre de 2012.
Terminado ese día, pierde vigencia una concesión de reducción tributaria ejecutada por el gobierno de George W. Bush, y entraría en vigor un paquete de medidas que incluye recortes en el gasto público por un total de 600.000 millones de dólares, una cifra equivalente al 5 por ciento del PIB de ese país.
La coyuntura llevó a Obama a interrumpir su receso vacacional para regresar a Washington y buscar un acuerdo en el Congreso en el que se juega su propuesta de campaña: lograr que quienes perciben ingresos superiores a un millón de dólares al año aporten más al fisco.
Pero es este punto el que genera la discordia entre las dos fuerzas políticas de E.U., según explica el economista Alberto Bernal, director de Investigación de la firma estadounidense Bulltick Capital.
"Los republicanos no quieren subir los impuestos ni rebajar el gasto en defensa, pero sí la inversión social, mientras los demócratas buscan lo opuesto", explicó el experto.
Acuerdo conjunto
La cercanía del fin del código aprobado por Bush, que benefició más a quienes ganan más de 250.000 dólares al año, obligó también a congresistas del Senado y la Cámara de Representantes a retomar hoy sus labores tras un breve respiro decembrino.
Asesores y miembros de ambas cámaras no descartan la posibilidad de que el Senado, controlado por los demócratas, pueda sacarse del sombrero una medida que evite los recortes de gastos.
Pero en la Cámara de Representantes, en la que 242 de sus 435 integrantes pertenece al partido Republicano, las cosas serán a otro precio.
"Estamos hablando de un tema de presión política en la que los republicanos no aceptan la postura de Obama y presentaron un plan B que fue rechazado en días pasados", explicó a El Colombiano Mauricio de Vengoechea, especialista en manejo de situaciones de crisis e investigador de la firmas de análisis político Newlink Research.
Y es que en días pasados, el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, presentó una propuesta que contemplaba también el incremento de impuestos para los más pudientes, pero haciendo a un lado una cantidad importante de tributos.
Pese a ello, ni demócratas ni republicanos apoyaron la iniciativa, y quedó al descubierto la profunda escisión al interior de las mismas fuerzas políticas, y la inestabilidad del Congreso.
Las opciones
Así las cosas, se necesitaría entonces un acuerdo bipartidista que permita la aprobación de un proyecto de ley con una nueva propuesta de incremento tributario.
Este escenario exige que, si se da por sentado que la propuesta del Gobierno cuenta con el apoyo irrestricto de los 191 congresistas demócratas de la Cámara de Representantes, se necesitaría de por lo menos 26 votos republicanos positivos para obtener una mayoría.
Eso cifraría las esperanzas de Obama en los 34 congresistas republicanos que no se presentaron a la reelección o que fueron derrotados en los comicios de noviembre, por lo que ya no tienen necesidad de recurrir a estrategias políticas.
"Otra posibilidad es la de aumentar las edades de jubilación, lo que es impensable en E.U. debido a la presión y al poder político de los sindicatos. Eso evitaría pensar en aumentar los impuestos a los más pudientes, propuesta que genera incertidumbre entre los sectores productivos de E.U.", indicó De Vengoechea.
Analistas contemplan también la posibilidad de que el Congreso permita un alza de impuestos a todos y que en enero próximo alcance un acuerdo rápido que los rebaje, excepto para los más ricos, y que posponga el incremento tributario automático y el primer recorte de gastos por 109.000 millones dólares
Para el economista Alberto Bernal, si no fuera por el tema político sería fácil alcanzar un acuerdo "que evite un ajuste fiscal no necesariamente en el corto plazo sino en las reglas de juego de los programas sociales a más largo plazo".
Se espera que Obama recurra al líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, un aliado de confianza del mandatario entre los demócratas, para lograr un acuerdo rápido.
Pero para Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research, el apoyo a Obama del partido Demócrata no está asegurado.
"Si en el acuerdo se incluye el recorte de recursos a la seguridad social, el Presidente podría perder muchos votos demócratas, por lo que no veo en el horizonte ninguna señal que indique que vayan a lograr un acuerdo antes de que termine este año", advirtió el analista en diálogo con este diario.
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