Comienzan, casi siempre, como regalos de la infancia. Uno, dos, cinco, diez; y unos, o muchos años después, ya su número puede superar varios centenares e incluso llegar a dos mil o tres mil unidades, y siguen contando.
Empiezan por ocupar la alcoba de sus propietarios, pero poco a poco su presencia se extiende a otros espacios de la vivienda, de la oficina, o llega a ser necesario acondicionar un nuevo sitio para parquearlos sin problemas.
En vitrinas, estantes, repisas, en el piso, los pequeños vehículos reflejan una afición que en Colombia es cada vez más numerosa. Solo en el Club Hot Wheels de Medellín están inscritas cerca de 400 personas. "Lo interesante y apasionante de una colección de carros es que cada uno puede tener una historia", explica John Mario Jaramillo, actual presidente del club.
No son juguetes
En su gran mayoría, los coleccionistas de autos a escala se orientan a tener en sus vitrinas carritos de escala 1:64, porque por su tamaño son más fáciles de acomodar y se puede tener una colección amplia en un espacio no muy grande.
Los rangos, sin embargo, van desde los 1:100, pasa por los 1:87 -especialmente cuando se habla de colecciones de trenes, explica Alejandro Betancur -. los 1:64, 1:43, 1:24 y 1:18.
Víctor Ayala, propietario de la firma Un Quarto de Juguetes, en Bogotá, afirma que los coleccionistas de estos pequeños carros son, por lo general, personas mayores de 25 años, de una condición social variada; algunos de ellos también tienen colecciones de carros ya en escala 1:1 y buscan muchas veces réplicas en tamaños menores.
Coleccionar lo que le guste
Aunque en una colección de carros se pueden encontrar piezas de distinto orden, por lo general cada coleccionista tiene una preferencia. Y en este sentido las opciones son amplias.
Así, es posible encontrar algunas en las que la orientación sea una marca específica. Otro busca especialmente carros de origen militar. Alguno más es aficionado por vehículos reconocidos por haber sido parte de una película o serie de televisión. O también carros deportivos o de competencia.
Para otro coleccionista, la base de su "garaje" está en los vehículos pertenecientes a una época determinada. O algunos tienen un número importante de carros asociados a una marca de consumo reconocida, como la de la firma Coca Cola que posee un orgulloso Freddy Londoño.
¿Y el valor?
Y aunque para ellos el valor de su colección está más dado por los recuerdos y la historia que puede existir detrás de cada carrito. También estos autos pueden adquirir un valor material, en muchos casos importante.
La valoración de una pieza depende de factores como su año de fabricación, que tan escaso sea o no el modelo, el material (los más viejos se fabricaban en metal y hoy combinan metal con plástico) el nivel de detalle que se acerque más el modelo real, la exclusividad de la serie a la que pertenece, y también del fabricante.
En algunas ocasiones un mismo carrito puede tener un valor distinto dependiendo de si viene con su empaque original o si ya está fuera de él.
Aunque algunos coleccionistas como Juan Fernando Duque - que tiene la colección de vehículos militares más completa en Medellín- siempre prefieren sus vehículos fuera del empaque "porque así los puedo tocar, coger, manipularlos. Solo tengo en empaque los que regalo".
Si bien en el mercado, y para quienes se inician en la afición, es fácil encontrar vehículos con valores que no superan los cinco mil pesos, en un nivel más avanzado es posible que un coleccionista pague por una pieza sumas de 50 mil, 80 mil, 100 mil, 200 mil pesos o más.
En este sentido Víctor Ayala tiene una anécdota. Hace algunos años recibió en su almacén un carro al que no le vio un valor significativo. A través de internet un coleccionista se lo compró. Lo vendió por 30 dólares, con el envío. Unos meses después descubrió que esa pieza tenía un valor cercano a los 500 dólares.
Y aunque suene paradójico, los carros más difíciles de conseguir son los que han sido más comunes en la calle. "Renault, Chevrolet o Toyota; que son tan comunes en Colombia, son escasos", anota el coleccionista Jorge Herrera n
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