Cientos de cazadores tradicionales armados con escopetas improvisadas, lanzas con puntas envenenadas y amuletos se han congregado en un pueblo de Nigeria y ofrecen emplear sus habilidades y lo que consideran poderes sobrenaturales para ayudar a rescatar a casi 300 niñas secuestradas por extremistas islámicos.
Unos 500 cazadores, algunos todavía adolescentes y otros octogenarios, dijeron haber sido seleccionados especialmente debido a sus habilidades espirituales y han estado aguardando durante dos semanas en Maiduguri, la capital del estado de Borno y el lugar donde nació el grupo extremista Boko Haram, para recibir respaldo de los militares y movilizarse.
En momentos en que los militares nigerianos son acusados de no hacer lo suficiente por rescatar a las niñas, los cazadores demostraron sus habilidades a un reportero de The Associated Press el domingo. Soplando cuernos de vaca para arrancar sonidos semejantes a lamentos, manipularon cuchillos con destreza, incluso cortándose y apuñalándose sin daño aparente.
Los cazadores sostienen que sus encantamientos impiden que sus heridas sangren. También confían en amuletos, hierbas y sustancias misteriosas que llevan en cartucheras de cuero, como también dientes de animales y brazaletes para protegerlos de las balas.
No decimos que somos mejores que los soldados, sino que conocemos el terreno mejor que ellos", afirmó Sarkin Baka, vocero de los cazadores.
Mientras los cazadores hacen sus ritos, grandes potencias occidentales, han puesto a disposición del gobierno nigeriano tecnología militar de punta, como aviones especializados en rastrear objetos en movimiento para rescatar a las niñas, una campaña que hoy tiene carácter de universal y que aprovecha todo espacio para reclamar a las menores secuestradas.
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