La inyección de células madre podría regenerar los músculos dañados del corazón o eliminar las cicatrices tras un ataque cardíaco, según diversos estudios sobre su aplicación, reveló ayer Jeffrey Karp, investigador de la Universidad de Harvard, en el estado de Massachusetts.
En declaraciones a la cadena de televisión CNN , Karp manifestó que al menos uno de esos estudios ha tenido éxito en el uso de las propias células madre del paciente, las cuales han sido purificadas y reinyectadas en el músculo cardíaco.
Según explicó, esas células tienen un marcador superficial llamado CD34, lo que significa que son capaces de crear sus propios vasos capilares. Douglas Losordo, cardiólogo del Hospital Northwestern Memorial de Chicago, indicó que ese es el mayor estudio sobre células madre y enfermedades cardíacas realizado en Estados Unidos.
"Es importante señalar que (el método consiste en) el uso de la capacidad de reparación del propio cuerpo del paciente", indicó Losordo en declaraciones a CNN.
El cardiólogo añadió que hasta ahora no se han determinado efectos secundarios negativos del método y que, si todo resulta como se espera, los estudios podrían crear un tratamiento con células madre en poco más de cuatro años.
No obstante, advirtió que debido a que se trata de un procedimiento quirúrgico invasivo en el que las células son aplicadas mediante un catéter, existe un riesgo de perforación o de coagulación.
Según Techung Lee, profesor de bioquímica de la Universidad Estatal de Nueva York, la inyección de las células madre en el corazón también podría causar arritmia.
Sin embargo, Losordo indicó que el riesgo es teórico y sería relativamente menor cuando se usan células con el marcador CD34.
CNN también reveló que en otro estudio Lee está utilizando una técnica menos invasiva en ratones, a los cuales se inyectan células madre de la médula espinal en los músculos de sus extremidades.
En ese proceso descubrieron que las células madre producían factores de crecimiento que avanzaban hacia el corazón, además de estimular el músculo para inducir sus propios factores de crecimiento que mejoraban la función cardíaca. Pero los diversos procedimientos enfrentan el problema de las cantidades de células madre que se precisan para cada intervención quirúrgica. En el caso de los ratones se usan unos pocos millones de esas células.
Pero en la terapia para seres humanos tendrían que usarse miles de millones, lo que sería demasiado oneroso y difícil.
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