I
De gestas nobles se enaltece el antioqueño
Mas de la memoria y el tiempo
Es predilecta nuestra máxima epopeya:
El combate de Chorros Blancos.
Corría el lejano 1820
Tiempos de una patria pueril
Amenazada por la oscura Corona
Sedienta de una segunda reconquista.
El coronel Francisco Warleta
Viejo enemigo de Antioquia
Bañado en el carmín de los nativos
Regresaba con 350 fusiles con ojos y piel.
El plan del realista era tejer
Un corredor de Cartagena a Quito
Traer el oro inca a la rebelde colonia
Y patrocinar la muerte del sueño patriota.
II
Cuatro eran las musas
Del héroe paisa más grande:
Amor, Patria, Guerra y Locura
Guiaban el sable de Córdova.
Por eso José María,
De 20 años entonces
Y Gobernador de la Provincia,
Marchó febril contra Warleta.
En Rionegro y Barbosa
Escogió a la osada tropa
Con 25 llaneros a lomo de bestia
Y 600 reclutas la hazaña ideó.
Primero en Pajarito
Y después en Cañaveral
Se vieron las ardorosas caras
Era el preludio de la fatalidad.
III
El Alto Boquerón,
Un morro empinado y desafiante
Sería el teatro de esta contienda
Cincelada en la historia.
Warleta y 100 invasores
Dominaban el cerro
Posición de águilas
Que esperaban a su presa.
El 12 de febrero vieron
A los héroes que trepaban el filo
Y una bala rauda partió
El estandarte de la bandera criolla.
Presagio de horrible sino
Que a los supersticiosos hizo temer
Más no a su portador Salvador Córdova,
El hermano de José María.
IV
Con la bandera remendada
Enfilaron en pos de la cumbre
Llovía plomo hacia abajo
Junto a la quebrada Chorros Blancos.
En la espesura José María comandaba
Aporreado y sobre una silla de mano
Todavía danzando en los delirios
De un reciente accidente a caballo.
La verraquera antioqueña
Doblegó a Warleta en la cima
Rodeado por tres columnas bravías
Escogió la fuga en vez de la lápida.
Se dice que el ibérico perdió
La mitad de su temeraria horda
Unos en el cadalso de aquel monte
Otros en el calabozo de los patriotas.
V
La victoria de Chorros Blancos
Gemela de la proeza de Boyacá
Aceleró el anhelado declive
De los colonos españoles.
Y elevó al triunfador José María
A las alturas de Bolívar y Santander
Arropado en ese orgullo
Que ahora edifica trenes, represas y vías.
Hoy Yarumal y Campamento,
Antes San Luis de Góngora y Cañaveral,
Se disputan cordialmente
El título de escenario de la gesta.
Pero la raza es la misma
Con la venas inflamadas
Y el corazón alborotado
De Amor, Patria, Guerra y Locura.
FIN.
*Agradecimientos a Mauricio Restrepo, historiador de Yarumal; a Beatriz Vásquez, secretaria de Educación de Yarumal; a Javier Correa, jefe de Catastro de Campamento; y a los habitantes de esos municipios, donde todavía palpita esta historia.