Si usted supiera que le van a lanzar un potente rayo desde una estrella, cualquiera de las que brilla en la noche, ¿a cuál miraría?
Misión imposible. Solo un golpe de suerte le ayudaría. Eso fue lo que le ocurrió a Alicia Soderberg, astrónoma de Princeton y su grupo.
Se convirtieron en los primeros en la historia de haber visto una supernova mientras miraban las imágenes del telescopio de rayos X del satélite Swift de la Nasa.
El objeto era el análisis de la supernova SN 2007uy, en la galaxia NGC 2770, situada a 88 años luz de la Tierra.
Cuando observaban surgió una brillante explosión en uno de los brazos de la galaxia espiral. De inmediato se avisó a astrónomos en poderosos telescopios en diferentes sitios, para estudiar el nuevo objeto.
Durante casi 40 años los teóricos han hablado de que una poderosa explosión de rayos X se produciría cuando la onda de choque de una supernova irrumpiera desde la estrella a través del denso material de los alrededores.
Pero ver tal estallido, en vivo y en directo no es fácil. Las supernovas se detectan a los días o meses de haberse producido.
Los datos de la red de telescopios confirmaron que el estallido se comportaba como una supernova. Había que descartar que no se tratase de una explosión de rayos gamma, un fenómeno diferente.
El estallido inicial, según Soderberg, es la observación más temprana que se ha realizado jamás de una estrella que colapsa.
Los detalles de ese escenario no son entendidos del todo y los astrónomos difieren en los mecanismos.
Parte de las dificultades provienen de que hasta ahora las supernovas solo se habían detectado luego de la explosión inicial.
Qué suerte.
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