En Estocolmo, Suecia, los jóvenes que salen de las discotecas a las 2 o 3 de la mañana buscan el transporte público para regresar a sus casas, bien en el metro o en los buses. Pocos lo hacen en sus carros particulares. Es común ver los vagones llenos en horas de la madrugada. Y eso es posible porque muchas ciudades en el mundo funcionan las 24 horas del día.
Esa puesta en escena, que ya en Colombia tiene algunas expresiones en el comercio, especialmente en farmacias y algunas tiendas de grandes superficies, fue objeto de análisis esta semana en el Congreso.
La idea, dice el senador Hernán Andrade, es abrir la discusión alrededor de una iniciativa que podría dinamizar la oferta de servicios del Estado, del comercio, del turismo, en beneficio de muchos colombianos.
No se trata de un proyecto más de ley, precisa el senador Andrade. Es más, ni siquiera hoy se tiene la certeza de cuáles herramientas normativas se requerirían para llegar a una Colombia 24 horas.
"Lo que pretendemos es iniciar la concertación con todos los sectores, tanto a nivel nacional como local, para que exploremos lo que se requiere. Por ejemplo, una discusión tendría que girar en torno a las jornadas laborales", explicó Andrade a este diario.
Sin improvisación
Algunas experiencias han sido exitosas. En la localidad de Chapinero, en Bogotá, funcionan servicios del Estado las 24 horas. "Y allí, con dos contratistas más se ha incrementado en un 71% el ofrecimiento de servicios adicionales a los ciudadanos", dijo Andrade.
Y la Policía comentó en el Congreso que en esta localidad se ha logrado disminuir los índices de inseguridad en los horarios nocturnos.
Medellín también ha impulsado jornadas de este tipo, básicamente de la mano del sector comercial. Sergio Ignacio Soto, director ejecutivo de Fenalco, celebró que este asunto comience a discutirse en esas instancias porque, a su juicio, ciudades como Medellín ya están preparadas para atender esa demanda. "Medidas como estas solo producen beneficios. Tienen un efecto social positivo que redunda en la generación de más empleo, mejor ingreso per cápita, más poder adquisitivo de bienes de servicio y consumo. A la par, y en mayúscula, mejora la seguridad".
Ómar Flórez, director ejecutivo de la Asociación de Ciudades Capitales, aseguró que esta idea no resulta descabellada porque en el mundo funcionan así las ciudades según la demanda, pero aquí es necesario analizarla a la luz de cada región. "Se requiere profundizar en un estudio para no improvisar con este tipo de medidas, analizando el costo-beneficio que traería su implementación".
Flórez, como interlocutor en las ciudades capitales, se comprometió "a sondear la opinión de los alcaldes para que ellos analicen esta propuesta con el comercio, los gremios. Si se toma la decisión, que obedezca a criterios sólidos. Esto puede ser un camino para solucionar asuntos de movilidad y a dinamizar la economía local".
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