Cocorico es un alarde de complicidad, música, con una puesta en escena en la que los gestos consiguen decir mucho más que las palabras. Se trata de una obra en la que Patrice Thibaud , su codirector y actor, tiene el don mágico de hacer surgir de lo más profundo de cada uno, la risa de la infancia.
Thibaud, quien produjo esta pieza junto a Michéle Guigon y Sury Firth, vuelve a los orígenes recuperando el mimo y el lenguaje universal de la gestualidad mientras afila el sentido de lo absurdo para contar historias magnas y mínimas en una obra que se presenta en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá 2012 , y que llega a la ciudad este viernes en el Teatro Pablo Tobón Uribe.
Con un ritmo vibrante, la pareja que forman Patrice Thibaud y el músico Philippe Leygnac -descubiertos por Jérôme Deschamps y Macha Makeïeff en su popular espectáculo Les Étourdis-, siguen la línea de los grandes clásicos como, Keaton, Tati, de Funes y Chaplin para construir una pieza divertida.
"Es la historia de un actor que quiere jugar con música y no puede porque no sabe tocar música, además es la historia de los sentimientos humanos, un espectáculo para todo las edades", comentó el codirector.
Humor universal
Thibaud atribuye su éxito a que "nuestro humor se nutre de los sentimientos humanos y éstos son universales. Lo que buscamos es la risa inmediata, algo típicamente infantil, que está más allá de los condicionantes culturales de cada país".
Su puesta en escena esta construida únicamente con tres paredes de color y un piano, porque según Thibaud "toda la situación viene de lo que se hace con el cuerpo, porque lo principal es el actor".
El legado
Gracias a su abuelo y a sus orígenes el actor empezó a orientarse por el humor. "Mi abuelo era español y a él le debo costumbres muy sanas, como la de sentarme en un café a dejar pasar el tiempo y observar la conducta y la gestualidad de las personas, algo que me ha sido de gran utilidad en mis espectáculos".
También le agradece haberle descubierto a una de sus grandes influencias, Jacques Tati: "Posee un universo poético propio que siempre me ha inspirado, aunque también me apasiona el trabajo de Charles Chaplin y de Buster Keaton. De éste admiro su capacidad para transmitir un montón de cosas sin mover un músculo de la cara".
Después de sus apariciones en televisión, su fama empezó a trascender fronteras, algo que le agrada y que le permite enriquecer su trabajo.
"Las giras me permiten conocer otras culturas, otros países, y de cada territorio extraigo un gesto, una influencia que después incorporo a mis espectáculos".
Thibaud dice que basta con asistir a uno de ellos para comprobar que "realmente es el cuerpo el que habla".
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