Entre columna y columna siempre se quedan temas que uno quisiera desarrollar, ideas vagas que se almacenan en una libreta de apuntes a la espera de reunir más que un montón de criterios para contar algo completo. Pasan los días y muchos de esos apuntes a veces asoman la mano, dan un guiño con un ojito chueco, pero nada ocurre, otras ideas se sobreponen hasta "matar" las ocurrencias que empiezan a habitar ese lugar que yo llamo "morgue". Por eso comparto un par de ideas sueltas, un montón de "coletillas", como llamo esas adiciones que hago ocasionalmente en mis columnas, antes de darles santa sepultura.
Coletilla 1: Detesto desconfiar, por ejemplo, de un par de jóvenes que el común de los miedos declara como sospechosos. Detesto fruncir el ceño, indicarles supuestamente que si se meten conmigo mis manos temblorosas pelean, se defienden. Detesto ponerme en guardia cuando debería sonreírles o al menos no juzgarlos, detesto, a veces, no confiar en los otros y más cuando pasan de largo y a duras penas me miran. Seguramente pensarán que este mundo puede cambiar cuando yo creo que todo empeora. ¿Cómo es posible que perdamos la confianza en el otro? Así es como poco a poco perdemos la confianza en nosotros mismos.
Coletilla 2: Cuando los asesinos dejen de darse la bendición yo vuelvo a dármela, de lo contrario lo único que me echaré en los oídos serán libritos para librarme de las voces que amenazan.
Coletilla 3: Es linda la inocencia. En un avión una señora afirma que no se puede bajar porque debe esperar a un grupo de personas que están "por allá atrás". Luego me mira muy seria y me dice: "¿O será que ellos se bajan por la puerta de atrás?".
Coletilla 4: Cada que escucho reclamos tan absurdos como el que le hizo Nicolás Maduro al presidente Santos pienso en los niños de las escuelas. Yo sé que cada vez menos niños quieren ser políticos o presidentes de un país, poco a poco han ido perdiendo el respeto y la admiración por estos personajes; sin embargo, no sé cómo hará un profesor para explicarle a un estudiante que un presidente de un país como Venezuela diga, a raíz de la visita de Henrique Capriles a Colombia, que Bogotá es un centro de conspiración donde se planea el envenenamiento y asesinato de Diosdado Cabello y de Maduro. Supongo que el pobre profesor aclarará las cosas con la misma lógica que utilizó cuando explicó que el pajarito de Chávez estaba por ahí diciendo cosas.
Coletilla 5: Por lo visto al diputado Rodrigo Mesa no le bastó la sanción que le impuso la Procuraduría. Ahora llega a la Asamblea y en su "primer día de trabajo" reparte dinero a varios ciudadanos. ¡Lamentable…, lo que yo veo ahí es puro comportamiento de mafioso. Representantes así no necesita Antioquia.
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