Dalia Calderón y sus cuatro hermanas establecieron hace siete años una pequeña empresa textil en su casa. El negocio, que en esa época ellas llamaban "fabricasa", se desarrollaba en las habitaciones y áreas sociales de su hogar, en Bello.
Máquinas y operarias hacían parte de la rutina doméstica. Su trabajo fue bueno desde el principio y por ello contaron con la suerte de encontrar un cliente "soñado": el Éxito.
Poco después la fabricasa se convirtió en Confeccionarte, una empresa formal con sede en un local más amplio en el que se acomodó su creciente nómina.
Hoy este taller marcha a toda máquina en producir una colección limitada que hará parte de la exhibición de moda Éxito durante la feria Colombiamoda (23 al 25 de julio próximos), fruto de la colaboración con las diseñadoras Adriana Arboleda y Johanna Ortiz.
Mientras casi un centenar de operarias trabajan concentradas en sus máquinas, Dalia explica el origen de este sueño:
"Este fue el resultado de la necesidad de empleo que teníamos las cinco hermanas. Al principio trabajábamos en los cuartos de la casa y hoy podemos contar con una planta amplia y con todas las normas técnicas. Tenemos 96 empleados y de esta empresa ya salió un satélite que genera otros 50 puestos de trabajo directos y dignos. Nos sentimos muy orgullosos porque en estos siete años se ha crecido de manera importante aportando sostenibilidad a la industria textil".
El problema viene de afuera
Ramiro Arango es el gerente de Didetexco, filial del Éxito que se encarga de las líneas textiles. Para él, lo que ocurre con esta y las cientos de plantas de confección textil es un patrimonio de la industria que se debe conservar.
La generación de empleo digno, dice, está permanentemente amenazada por el incremento en las importaciones, principalmente por el contrabando.
"Esta importación ilegal nos genera mucha preocupación porque cuando los aranceles son demasiado altos se dispara el contrabando. Que suban los aranceles nos beneficia a quienes producimos lo nacional, pero también nos afecta porque si son muy altos se inunda el país de contrabando. Tenemos que contar con más esfuerzos de control por parte del Gobierno", opina Arango.
Para el directivo, también es importante que la conciencia de los consumidores se instale la idea de que el empleo nacional y digno debe ser una defensa de todos.
"Lamentablemente, el consumidor aún no ha adquirido mucha conciencia sobre el tema, no se da mucha fidelidad hacia lo que se produce en Colombia, sin embargo hay mucha gente que por fortuna elige calidad y sabe que eso es lo que encuentra en los productos colombianos. El salario de estas personas va para alimentación y educación de los hijos. En eso es que tiene que pensar una persona que compra contrabando", concluye el ejecutivo.
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