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Dar o no dar papaya, he ahí el dilema

18 de mayo de 2010
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Hace poco menos de 8 años estábamos, igual que ahora, a la espera de la hora cero de las elecciones presidenciales. Para ese entonces los comentarios sólo hablaban de un mesías que acabaría con el flagelo de la guerrilla; ya que el presidente anterior "le había entregado el país" a este grupo armado. Pero cómo no, si dio papaya de principio a fin.

Para nosotros los colombianos el dar papaya es un pecado que está incluido en la tabla de leyes divinas e identificado con el numeral 11, seguido de un décimo segundo: Aprovechar toda papaya que le den. Dicho pecado, traducido a un español más castizo, sería algo como: tome ventaja de todo aquel que sea inocente respecto a una situación. Y si traducimos el primero, sonaría más o menos así: No sea inocente. Mejor dicho, el primero es: haga todo lo que en su casa no le enseñaron cuando era chiquito y el segundo es: no sea como le enseñaron en la casa cuando chiquito. Juego de palabras solamente.

Devolvámonos al ex presidente papayista. Andrés Pastrana, quien recordamos más por haberse entregado de cuerpo y alma a los vaivenes de la guerrilla, es ahora el personaje que tenemos contra la pared como aquel que dio papaya y le entregó el país a las Farc.

¡Un momento! ¡Un momento! Ahora, una persona que cree que la paz se consigue por medio de la paz, ¿pasa más por bobo que por humano? Hemos degenerado tanto el comportamiento humano que en nuestros tiempos, una persona que crea en la paz y esté convencido de lograrla por medio del diálogo será convertido en el bobo de turno, incluso para los que cargan camisas de Gandhi. El señor Pastrana, de remitirnos a la religión colombiana (esa de doce mandamientos), fue un gran pecador; pero es justo ahí donde me empiezo a confundir. Cuando estaba chiquito me habían enseñado que los pecadores eran aquellos que asesinaban, robaban, secuestraban, buscaban resolver los conflictos con bombas y truenos; y además, algo en lo que fueron muy enfáticos mis padres, aquellos que se aprovechaban de la inocencia de los demás o tomaban ventaja de actos nobles de terceros. De estar equivocados mis padres, ojalá todos los colombianos fuéramos tan pecadores como pudiésemos.

En una Colombia ad portas de definir su nuevo futuro, podremos elegir un presidente que dio papaya utilizando helicópteros de las Fuerzas Armadas como transporte vacacional de sus hijos, otro que dio papaya orinando a los estudiantes de una universidad, otra que dio papaya pasando un partido de fútbol mientras el grupo armado que dirigía otro más daba papaya incendiando el Palacio de Justicia; o todos podemos aprovechar la papaya que nos están dando de elegir de verdad no a un político, sino aquel que consideremos que nunca será pecador en una religión de sólo diez mandamientos.

* Jóvenes Pioneros es un programa de EL COLOMBIANO para motivar la participación de los lectores en la generación de contenidos.  Usted también puede hacer parte de él. Escríbanos a:  redaccion@elcolombiano.com.co o a luiso@elcolombiano.com.co

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