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De tercera categoría: gracias Andrés Uriel

  • De tercera categoría: gracias Andrés Uriel | Ramiro Valencia Cossio
    De tercera categoría: gracias Andrés Uriel | Ramiro Valencia Cossio
02 de julio de 2010
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El aeropuerto José María Córdova era ya un adulto que requería adecuarlo a las necesidades modernas.

Durante muchos años fue un terminal aéreo coqueto. Su forma arquitectónica en hemiciclo y su bello domo fueron admirados por mucho tiempo.

También es necesario decirlo, fue descuidado por la Aerocivil y su deterioro paulatino era visible. Lo más deprimente era el espectáculo de canecas y baldes regados por todas partes para recoger el agua que se colaba en épocas de lluvia y minimizar el peligro de caídas para los usuarios.

Torturaba ir a los baños y orinales casi siempre dañados, sin agua o fuera de servicio.

Nunca supimos si los dineros recaudados por tasa aeroportuaria, arrendamiento de locales y otros servicios se reinvertían en el terminal o la tradicional y odiosa centralización bogotana, que veremos acentuada en el próximo cuatrienio, solo nos enviaba las migajas.

Cuando se nos anunció que tanto el aeropuerto José María Córdova como el Olaya Herrera y otros terminales regionales serían entregados en concesión a empresarios privados para su remodelación y administración, pensamos que sería el momento para prepararlos, en especial el José María, para convertirlo en un terminal internacional, digno de nuestra tierra.

La licitación le fue adjudicada a un consorcio liderado por empresas chinas. Viendo lo que hasta ahora han hecho, se nos ha ido esfumando la ilusión que nos hicimos y se va convirtiendo en un cuento chino.

Los pasajeros hemos tenido que sufrir un auténtico calvario por la forma desordenada y chambona como tuvo que asumir el contratista la remodelación. Todos sabíamos que habría incomodidades, claro está. Pero el desorden y la falta de previsión se pasaron de todo límite.

Viene un invierno fuerte, que por el fenómeno de La Niña, se prolongará hasta diciembre y como la improvidencia del concesionario hace que los túneles de abordaje y sus orugas no estén terminados, tendremos que subir y bajar de los aviones para recorrer parte de la pista en medio de los aguaceros.

Hay que reconocer que se han logrado espacios más generosos para nuestra comodidad, pero la calidad de materiales utilizados, la terminación y acabado de muchas obras, la ridícula lata de los techos en muchas partes, la soldadura, los remaches y otros muchos detalles son sencillamente lastimosos.

¿No dizque si se le entregaba a los privados veríamos la diferencia con la administración pública por la eficacia y la calidad de aquellos?

Se ve claro que aquí lo que se busca es la mayor ganancia posible en una concesión de veinte años, sacrificando la calidad de las obras y el respeto por quienes pagamos lo que será su utilidad.

¿Dónde está la interventoría? ¿Dónde la acuciosidad que debería tener la Aerocivil? ¿Dónde la tal pretendida verraquera paisa para exigir lo que nos corresponde? ¿Dónde la voz de Proantioquia, del Comité Intergremial, de los gremios turísticos y dónde la vigilancia que deberían prestar los medios de comunicación?

Quedémonos callados... y los paisas tendremos un aeropuerto de tercera categoría. Gracias Andrés Uriel.

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