Barak Obama se ve cada día menos como el líder fuerte y decidido requerido para mantener el liderazgo en la esfera mundial de una superpotencia como son los Estados Unidos.
A Obama, primer afroamericano en gobernar Estados Unidos, quien al poco tiempo de ser electo recibió el Premio Nobel de la Paz como anticipo de todo lo que se esperaba de él, le ha salido casi todo mal. Hoy muchos en su país y en el mundo lo ven como un líder débil y titubeante, además de rival flojo para líderes del talante y resolución de Vladimir Putin, o el primer ministro chino.
Su irresoluta política exterior y, con seguridad, su falta de experiencia internacional, permitió el desperdicio de importantes oportunidades que se presentaron durante la "primavera árabe".
La ilusión que alcanzó a aflorar en el mundo, de crear verdaderas democracias en países como Egipto o Libia, ha desaparecido en un mar de violencia y desgobierno en esas regiones, sin que Estados Unidos haya sido capaz de mediar hacia un resultado mejor.
El liderazgo en las negociaciones para detener la producción de bombas nucleares en Irán y de armas químicas en Siria fue ejercido por Putin, dejando en un segundo y deslucido lugar la actuación de Obama.
El escándalo del espionaje efectuado por USA a sus mejores aliados, entre ellos Alemania, Inglaterra y Francia, es otro chasco enorme contra su política internacional y a muchos les ha quedado la sensación de que Obama no estaba enterado de lo que ocurría bajo sus propias narices.
Su debilidad es tan notoria que Putin se atreve a sobrevolar el espacio aéreo colombiano, sin autorización, con dos poderosos aviones Tupolev-64; sin importar que Colombia sea un claro aliado estadounidense en América Latina y sin que se haya oído el más mínimo pedido de explicación de parte del gobierno de Obama contra esta flagrante muestra de poderío ruso.
Si en el área internacional su indecisión y poca experiencia han quedado claras, en el propio Estados Unidos sucede otro tanto.
En la reciente crisis presupuestal estadounidense, los republicanos pusieron en jaque el liderazgo económico del país, negándose, hasta último momento, a aceptar los términos del presidente para aprobar el techo de la deuda. Fue muy claro que a Obama en su propio país no lo obedecen, temen o, simplemente, no lo toman en serio.
Hoy el mayor logro de su gobierno, el "Obamacare", su importante reforma a la salud, se derrumba ante los ojos atónitos del Presidente, quien no entiende cómo, algo tan luchado por él y su partido, esté colapsando por una serie de errores en la página web que debería impulsarlo. Además, ya han surgido graves incongruencias en la planeación de dicha reforma. Todo lo cual, con seguridad, causará su aplazamiento.
Para mantener el equilibrio mundial, es necesario que las grandes potencias sean lideradas por personas, no solo con gran experiencia, sino también con mucha "garra". Para las democracias latinoamericanas un líder fuerte en Estados Unidos es una prioridad. La falta de liderazgo estadounidense es lamentable y muy peligrosa.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6