Aunque no le demos la trascendencia que merece, en Medellín tenemos el privilegio de poder beber agua de la canilla con tranquilidad, lo que no pasa en muchos lugares del mundo, donde la pureza del líquido no es total y hay que hervirlo antes de tomarlo.
El secreto está en el tratamiento que EPM hace en sus Laboratorios de Control de Calidad de Aguas, que están celebrando 30 años de existencia. Al frente de estos procesos está John Fernando Jaramillo, jefe de Tratamiento de Aguas de la entidad.
¿Se puede decir que nunca de nuestros grifos sale agua contaminada?
"Digamos que toda el agua que se despacha de las plantas de potabilización es agua potable, antes de despacharla se tiene que verificar esto, pero puede haber incidentes en el camino, en la red, que puedan poner en riesgo esa calidad, como un daño, una rotura, pero eso es muy contado".
¿Qué hacen los laboratorios?
"Verifican la calidad del agua que les suministramos a los clientes desde Caldas hasta Barbosa. Que la calidad microbiológica y la fisicoquímica tengan los estándares nacionales solicitados o requeridos".
¿Solo controlan el agua que tomamos?
"No, se controla la calidad de todo tipo de agua que maneja EPM, la que tomamos de las fuentes de agua y la de los embalses. Es importante saber qué tipo de tratamiento hay que hacer para potabilizarla".
¿También la del río?
"Sí, analizamos las aguas residuales que llegan a las plantas de tratamiento en San Fernando y la de El Retiro. No solo la que llega, sino la que se descarga después del tratamiento. La de El Retiro va al río Pantanillo y la de San Fernando al río Medellín".
Hace años en Medellín había racionamientos o cortes de agua. ¿Ya eso se superó? "En agua potable garantizamos que el abastecimiento es de 100%. Incluso tenemos provisión suficiente para garantizar la expansión del sistema, porque el crecimiento de la población sigue"
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