Medellín se pacificó a punta de bala. Don Berna, como jefe del bloque Cacique Nutibara de las autodefensas (Bcn), dio la orden de que quien no estuviera con él se iba o se moría.
Al menos así lo asegura un habitante del barrio Popular 1, en la comuna 1, al relatar sobre los días previos al desarme de 868 combatientes de ese grupo armado ilegal en ese sector del nororiente de la ciudad.
Miembros de las bandas delincuenciales Los Roña, Patiamarillos, el Chispero, Galera, la 38, los Sánduches, la 46, Estrellas, el Rompoy, entre otras, unas de apoyo al bloque Metro, de las Auc; otras, al Eln y a las Farc y; unas más, dedicadas sólo a la delincuencia común (en todas sus cadenas: narcotráfico, extorsión, hurto...), tenían, entre 2002 y 2003, el barrio dividido por territorios.
Pasar de una acera a la otra o "violar" esos territorios significaba quedar debajo de una lluvia de petardos y balas de fusil.
Hasta que llegó el bloque Cacique Nutibara. Su intención, dicen algunos habitantes, era acabar con el bloque Metro, de las mismas autodefensas, y "poner en orden" a todas las bandas y combos en el sector. Y lo hizo.
"Así fue. A plomo. Primero llegaron y se dieron con los del Metro. Les mataron una de las cabezas aquí en el rompoy. Luego cogieron al resto de las bandas y les hacían reuniones. Les dijeron cómo iba a hacer el asunto y que iba a haber un solo jefe", precisa un joven de la zona.
Días después, comenta, los combates fueron intensos y cada vez que aparecía un muerto comprobaban que ere el jefe de una o de aquella banda.
"Esa gente sin jefe se desubicó y todos terminaron con don Berna. Los otros ahuecaron el ala (se fueron)", agrega el testigo que prefirió el anonimato, al precisar que en esa guerra pagaron justos por pecadores.
Hoy, algunas de esas bandas permanecen en los barrios de la comuna 1, donde también hay otras como La 29 (en Santo Domingo Savio). Algunas de las mencionadas entraron en el proceso de desarme del Bloque Cacique Nutibara y se desmovilizaron.
En ese barrio, donde se estima viven entre 50 y 60 desmovilizados, no hay balaceras en las calles, relata una tendera, que como muchas de las mujeres de ese sector de estrato 1 y 2 es viuda o tiene un hijo muerto.
Ella lamenta la muerte de su hijo, pero ahora se alegra de poder trabajar y caminar tranquila en el sector, aunque aún con algún temor.
"El día del paro de buses nos tensionó a todos porque pensamos que con la captura de don Berna las bandas y los desmovilizados se iban a emberracar. Ese miércoles, según supimos, la orden de estar en alerta por lo que pasara con el señor en Ralito se dijo que vino de Bellavista o de Envigado. Lo cierto es que gracias a Dios no pasó nada", agrega.
A la par con la depuración de las bandas y combos, el Bcn inició un trabajo con las comunidades a las que se les presentó un nuevo "plan de vida" y reglas de juego para preservar la tranquilidad.
Después, las bandas hicieron lo que ellas denominaron "pactos de no agresión hasta nueva orden". Hoy siguen en los populares 1 y 2, Santo Domingo Savio y demás sectores de la comuna. Pero no se disparan.
"No sabemos si están con los desmovilizados o no pero le tienen todo el respeto. Ojalá que no se cambie la orden y no empiecen a darse plomo otra vez. Pero, por ahora, según nos han dicho los desmovilizados, no va a ver problema porque esas bandas, tarde que temprano, también van a tener que entregarse", indica un joven.
La tensa calma
Para varios analistas consultados, el silencio de las balas y granadas que aturdían en el norte, oriente, occidente y centro de la ciudad coincidió con el desarme de 868 integrantes del Bloque Cacique Nutibara de las autodefensas que servían a Diego Fernando Murillo (a. Don Berna o Adolfo Paz), en 10 comunas de Medellín.
Pero, lo reconocen, al igual que las autoridades, no puede hablarse de una ciudad pacificada, aunque se hayan reducido los homicidios en más del 44 por ciento o esté desmovilizado un bloque de autodefensas.
Tampoco, según el secretario de Gobierno de Medellín, Alonso Salazar, puede decirse que la ciudad tenga menos muertos porque don Berna haya dado la orden a las bandas de no disparar y estén trabajando muchas de ellas para estructuras armadas a su servicio.
"Lógicamente el desarme de una estructura tan amplia de autodefensas incide en que se reduzcan los muertos. Pero hay más factores que inciden en esta reducción de los índices de homicidios que no van a llegar a 700 este año frente a 1.075 que hubo en 2004; 2.200, en 2003, y 3.500, en 2002", asegura.
El funcionario considera que en esa calma que se respira todavía falta mucho por hacer, más aun cuando hay cerca de 6.000 jóvenes armados en bandas, combos y milicias y dos estructuras de las autodefensas que hacen presencia en la ciudad y no se han desmovilizado: el bloque Héroes de Granada y el Magdalena Medio.
Recuerda que "en Medellín nunca han existido estructuras paramilitares como ejércitos sino una federación de bandas de delincuencia que en, algún momento, se pusieron el rótulo del bloque Cacique Nutibara".
Salazar aduce dos razones adicionales para la calma: "desde los 90, muchas instituciones empezaron a hacer un trabajo social y las ganancias apenas se están viendo ahora. Después de 2002, cuando hubo los enfrentamientos más crudos en Medellín, el Estado intervino con la operación Orión y no sólo se consolidó la presencia estatal en la comuna 13 sino en otros barrios donde también se aumentó la presencia de la fuerza pública", asegura.
Para la Corporación Democracia, que agrupa a los desmovilizados del Bcn, la paz de la ciudad tiene otro significado. "La paz en Medellín tiene un nombre y es Adolfo Paz (don Berna). Tiene un líder y es él. Por una parte, está el proceso de paz con el Bcn. Esto es voluntad de él o no se hubieran desmovilizado", indica Jovany Marín, director de la Corporación.
Esa argumentación coincide con el aumento de vallas y murales en los barrios con el mensaje: "gracias Adolfo Paz por la tranquilidad de Medellín".
A Marín se le preguntó que si tuvo que morir mucha gente antes de la desmovilización del Bcn y si muchos de los que se desarmaron en 2003, pertenecían a bandas delincuenciales.
"Esto era un conflicto urbano. Eso lo sabe todo el mundo y en un conflicto hay de todo. Ha habido muertos, combates, pero lo que importa ahora es la voluntad de vivir en paz", responde el desmovilizado.
En el Popular 1 tienen otra visión: "también influyó que la Alcaldía le metiera plata a este barrio y a los de la comuna. El metrocable ayudó mucho. Pero también que hayan puesto más bases de la Policía. A los desmovilizados se les agradece también mucho porque tienen a las bandas rindiéndole cuentas y les advirtieron que no podían manejar armas de forma pública. En cada sector del barrio hay 20 muchachos sin hacer nada y están pidiendo que les hagan lo mismo que a los de la desmovilización", expresa una líder popular de la zona.
Algunas personas insisten en que la situación es una olla a presión que puede explotar en cualquier momento porque, "como en todo, hay inconformes con los controles".
Se refieren a las normas de conducta que se implantaron en este barrio. "Si un pelao se equivoca o comete un error le pegan la pela o se tiene que perder".
El último de ellos pertenecía a la banda la Galera y fue asesinado hace 20 días, comenta un habitante del barrio.
"Ya no matan aquí, por fortuna, pero el estilo es el siguiente: cuando una persona se desaparece tres o cuatro días, al quinto o a la semana que sigue la encuentran en otro lado de Medellín, en Bello o en el sur. Pero eso ya no es todo los días", asegura otro habitante.
"Dentro de todo lo que hemos vivido, estamos en el paraíso", agrega otro morador, quien recuerda que sea quien fuere al que haya que agradecerle "la paz" en Medellín hay que recordarle que la quieren para siempre y "no por un ratico".
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