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Edgardo Ruiz desafía la cuadrícula

  • Hernán VanegasEdgardo Ruiz Barón es un apasionado de los crucigramas, quien diariamente compra los periódicos para desafiar su retentiva y agilidad mental.
    Hernán Vanegas
    Edgardo Ruiz Barón es un apasionado de los crucigramas, quien diariamente compra los periódicos para desafiar su retentiva y agilidad mental.
  • Hernán VanegasA Edgardo Ruiz Barón le gusta resolver en una hoja aparte del periódico los crucigramas. Para ello, los reproduce en una hoja oficio cuadriculada.
    Hernán Vanegas
    A Edgardo Ruiz Barón le gusta resolver en una hoja aparte del periódico los crucigramas. Para ello, los reproduce en una hoja oficio cuadriculada.
01 de enero de 1900
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  • Le apasiona copiarlos de nuevo en una hoja aparte del periódico.
  • Acompaña su hobby con 25 tintos diarios y, a veces, un buen diccionario.
  • La fiebre por hacer crucigramas le ayuda a mantenerse ágil mentalmente.
Por
Natalia Estefanía Botero
Medellín

A simple vista, una hoja cuadriculada tamaño oficio, llena de caracteres, parece una interminable lista de mercado o un apretado cuaderno de notas.

Al lado de esa sábana, que si se mira bien, mezcla palabras con la letra exis, está una regla de colegial desgastada por el uso. Sobre la mesa, se esparce una página doble de periódico en la que pronto se confirma la cuadrícula de un crucigrama.

Con el tinto humeante y un lapicero de tinta negra en la mano, Edgardo Ruiz Barón se apresta en la esquina de la cafetería, El Remanso, en Envigado, a terminar la tarea que lo sume en un sopor de posibilidades.

Horizontal: "Nombre de mujer"; vertical: "Buque de guerra", lee Edgardo, mientras hace una pausa para pensar.

Luego, con milimétrico rigor apunta su respuesta en la hoja cuadriculada. El periódico queda intacto, para luego llevárselo a la casa donde su hermana, Myriam, una empedernida crucigramista, quien le dará mate.

Trabajo doble
Llenar cuadernillos con más o menos 15 crucigramas resueltos por hoja, no es un trabajo doble. Al contrario, es una decisión que tiene que ver, en principio, con la economía, porque así no tienen que comprar dos veces los periódicos en su casa.

Pero, en el fondo, precisa Edgardo, es una forma de extender el placer que se encuentra al resolver un crucigrama. Cuando lo hace directo en el periódico, "lo termino muy rápido", indica.

Por ello, intenta prolongar el tiempo que le dedica a un hobby que le acapara las horas del día y le hace consumir 25 tazas de tinto.

En otras épocas, de mayor fervor y bonanza, le consumía el presupuesto familiar. Mucho antes de que llegara el voceador con los periódicos recién salidos de prensa, Edgardo se sentaba en la buñuelería y sacaba el ejemplar del día de EL COLOMBIANO, El Tiempo y El Mundo.

En un momento, "me gastaba más en prensa que en comida", señala.

De hecho, en una oportunidad acumuló deudas por un millón de pesos por cuenta de un hábito que heredó de su padre, quien hasta en los momentos de descanso no dejaba de pensar en el desafío que supone un espacio en blanco.

Con amor
Edgardo se inclina sobre el papel. A sus 67 años, con buena salud y jubilado, sus horas de solaz entretenimiento se las dedica a llenar crucigramas que le reten.

Y lo más importante, que le ayuden a enriquecer su vocabulario, hablar de cualquier tema y conservar la agilidad mental, la misma que le sirve para encontrar en su base de datos de buen crucigramista que anapelo es sinónimo de acónito o que Bakú es la capital de Azerbaiján.

Con sus hojas dobles guardadas en una bolsa negra y su regla dispuesta a situarse en la cuadrícula exacta, Edgardo considera que tiene el mejor hobby del mundo o, tal vez, la mejor terapia de todas para hacer que las horas pasen sin ni siquiera darse cuenta.

Crear un crucigrama es una tarea ardua
Detrás de una cuadrícula en la que las palabras encajan con semántica precisión, está un crucigramista que batalla con los espacios en blanco y negro. Marco Peroni hace los crucigramas de los lunes, miércoles y viernes para EL COLOMBIANO y los diarios de La Chiva. Así mismo, le mete creatividad y ritmo al Pensagrama del suplemento Generación los domingos.

Su aspiración es hacer crucigramas balanceados, no imposibles, que ayuden a "matar el tiempo" en un consultorio, por ejemplo, y de paso, aprender. Pero lo fundamental, que entretenga y que al final, aporte y no frustre.

Para fabricar los crucigramas, Marco acude a expresiones locales y colombianas, refranes, dichos populares y, por supuesto, no falta la actualidad, los referentes temáticos y los clásicos lugares geográficos e históricos, como nombres de ríos o elementos químicos que se convierten en un buen "desvare" para los espacios de dos o tres letras. Para resolver un crucigrama, la recomendación de Marco es tener calma y un buen diccionario actualizado.

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