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Educación, la gran energía del siglo XXI: Kammen

Colombia innova al dar el salto hacia una economía verde, sostiene el nobel de Paz

  • Educación, la gran energía del siglo XXI: Kammen |
    Educación, la gran energía del siglo XXI: Kammen |
11 de mayo de 2013
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Es el sueño de muchos científicos: coordinar a un grupo de los mejores investigadores y académicos de América en proyectos relacionados con el cambio climático, y contar con los recursos económicos para sacar adelante ambiciosos proyectos.

Eso es lo que ha logrado Daniel Kammen, físico estadounidense que vio las primeras luces en Cambridge, Massachusetts hace 51 años, y que coordina actualmente el grupo de 20 becarios del programa Fulbright Nexus, que lideran proyectos de investigación en ciencia, tecnología e innovación con énfasis en energía y cambio climático.

Kammen, como otros científicos mundiales, visitó a Medellín, atraído por sus grandes avances y los desarrollos educación y energía limpia. Pese a la complejidad científica de los temas que maneja, en diálogo con El Colombiano sorprendió por su amabilidad y la practicidad de su discurso para motivar a toda clase de públicos.

Sus cinco décadas de vida le han rendido para todo. Si uno se remite sólo al final de su hoja de vida puede leer que es consejero en temas climáticos del presidente de Estados Unidos, Barack Obama y parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

El informe Cambio climático 2007, redactado por ese grupo, ganó el premio Nobel de Paz "por sus esfuerzos por aumentar y propagar un mayor conocimiento sobre el cambio climático causado por el hombre y poner los cimientos para las medidas para contrarrestarlo". Dicha distinción la compartieron con el exvicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore.

Si se le habla del tema y se le pregunta sobre la posibilidad de que el cambio climático adquiera un lugar prioritario en las agendas de los gobiernos mundiales, él asegura que no está lejano el día en que eso pase.

"No es una prioridad ahora, pero creo que lo será pronto. Ya podemos verlo en Costa Rica, Nicaragua y México, en donde este asunto se toma en serio, a nivel presidencial, y creo que eso tiende a difundirse por el resto del mundo", afirma sin dejar de sonreír.

Una lucha por la vida
Al cúmulo de conocimiento que posee Daniel Kammen sobre la forma en la que las fuerzas de la naturaleza moldean el mundo, se suma su preocupación por la manera en las que el hombre moldea los espacios que ocupa en el mismo.

"En el pasado, la única medición que se tenía en cuenta en proyectos de generación de energía era el beneficio económico. Necesitamos tener otras cifras basadas en impacto medioambiental, beneficio social y número de empleos creados, y presentarlas de manera clara para ayudar a quienes crean las políticas a tomar decisiones más inteligentes", asegura.

Quizás en el centro de su interés académico, que pulió a punta de trasnochos y calculadora científica en las universidades de Cornell y Harvard, en las que obtuvo sus títulos de licenciatura, maestría y doctorado en Física, está el deseo por asegurar un hogar habitable para sus dos hijas y su esposa, Dele Kammen, que trabaja como radióloga en el Children’s Hospital, en Oakland.

Quizás ese también es el móvil detrás de su incesante búsqueda de países bendecidos por la naturaleza, en los que aún se pueda trabajar por asegurar equidad en el acceso a la energía generada por fuentes renovables. "Cualquier país que tenga recursos naturales valiosos tendrá deseos de innovar, como Colombia, un país que estará a la vanguardia al hacer el salto hacia una economía verde. Personalmente trabajo, desde septiembre pasado, con académicos de toda América y el Caribe en el programa Nexus, seleccionados por su compromiso con el cambio climático y sus enfoques en investigación aplicada para medir los resultados reales de las políticas", explica.

Políticas que Medellín tiene, en sus palabras, el potencial para fortalecer con el fin de llenar vacíos necesarios. "Crear oportunidades para que el sector privado invierta en nuevas tecnologías; fortalecer el transporte masivo, un área que trae grandes beneficios sociales y oportunidades ambientales, y desarrollar fuentes de energía que no generen polución, como páneles solares en los techos, son acciones prioritarias", dice.

También lo es aumentar la cantidad de capital de riesgo disponible, pues Kammen ve en las universidades colombianas un gran potencial como centros de investigación. "Pero se requiere de la asistencia del sector privado y de más recursos de capital de riesgo", anota.

Riesgos que él no ha dudado en tomar, a pesar de una vida que lo mantiene muy cerca de las aulas, como profesor de Energía y Recursos y de Ingeniería Nuclear en la University of California, Berkeley.

Entre las anécdotas que se cuentan sobre el académico sobresale una en la que se le vio, en el verano de 1988, cómo asistente de sonido en una gira de la banda de rock Grateful Dead, moviendo cables de aquí para allá. También intentó ser astronauta, y lo hubiera logrado de no haber sido por un problema de visión.

Región con energía
Con respecto al estado de la innovación en el continente, enfocada en la generación de energía, Kammen opina que existe una capacidad impresionante que permite a los equipos de científicos trabajar con avanzados modelos sobre cambio climático y revolucionarios estudios sociológicos.

"Tenemos colegas interesados en análisis interdisciplinario que trabajan en sus proyectos pero adelantan otros en equipo, lo que les permite trabajar por fuera de sus disciplinas. La combinación de académicos, que son líderes mundiales, el fuerte interés en proyectos interdisciplinarios y el interés común en innovación y ciencia climática es lo que hace que avancemos a pasos agigantados", enumera.

Sin pedantería, y dejando a un lado un trajinar por la ciencia que llevó al Banco Mundial a nombrarlo, en 2010, como jefe de la División de energía renovable y eficiencia energética, el experto enumeró las diferentes bondades de los científicos latinoamericanos. "Tenemos a los más destacados en generación de modelos climáticos en laboratorio, que son de Brasil; expertos de todo el continente haciendo antropología y sociología basada en el trabajo con la comunidad, respecto a la adaptación al cambio climático, así como académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México, especializados en mediciones de innovación en investigación", asegura.

De Antioquia destacó, tras hablar con el gobernador, Sergio Fajardo, la amplia experiencia en nuevas tecnologías e innovación, así como la experiencia regional en generación de energía.

"Creo que lo que hace a Antioquia tan interesante es el grado de ventaja en términos de presupuesto y voluntad política que tiene. Los antioqueños están enfocados en lo que en mi opinión, y estoy convencido de ello, es el recurso más importante del siglo XXI, que no es la energía sino la innovación y la educación".

Varios vacíos
A pesar de las esperanzas y el trabajo en iniciativas como el programa Nexus, Kammen considera que existen muchas brechas que deben cerrarse para garantizar una cooperación internacional más estrecha para innovar en materia de producción más limpia y consumo responsable.

Su experiencia le ha mostrado que el acceso a la energía en el mundo es muy desigual, y que son pocas las oportunidades para que académicos de todo el mundo coincidan en iniciativas de investigación "no sólo con otros académicos, sino con grupos comunitarios, agencias de desarrollo, y el sector privado".

"Hay muchas comunidades pobres que no tienen acceso a servicios básicos de energía, por lo que la distribución de energía mediante el uso de mini-grids (pequeñas redes), páneles solares o parques eólicos permitiría un crecimiento económico más equilibrado", aconseja.

Pero él ya puede tachar ese asunto del trabajo interdisciplinario de la lista de cosas por hacer, y ya muchos otros en el mundo aprenden de sus experiencias en generación de energía, de la que descarta de tajo, quizás con sus hijas en mente, las fuentes nucleares. "Esa energía es muy cara, así que aunque no hubiera sucedido el accidente en la planta de Fukushima, no es que muchos países considerando su uso", concluye.

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