En un atlas es posible que encuentre las coordenadas geográficas de un territorio, pero las sorpresas llegan más allá.
Tal como explica Raquel Pulgarín Silva, docente de Geografía y Ciencias Sociales y máster en Sicopedagogía de la Universidad de Antioquia. Ellos se convierten en "una oportunidad para mirar cómo es la organización de los espacios en el mundo".
Los atlas, con sus mapas temáticos, brindan múltiples posibilidades de lectura. Allí podrá seguirle la pista a los cambios extremos del clima, los lugares más poblados del mundo y la distribución y administración de los recursos; o la migración de poblaciones.
"Son un magnífico recurso de apoyo para procesos de lectura del territorio en la escuela", precisa Raquel.
En esta línea, "un mapa le sorprende a un niño si lo sabe leer". De hecho a un pequeño, un atlas "lo ubica como sujeto del mundo".
Y a pesar de que existen como recurso no se recurre a ellos ampliamente, debido a que "los docentes no siempre saben utilizarlos".
Algunos de ellos resultan complejos de leer, pues no solo están llenos de colores sino de convenciones.
No obstante, consultarlos "potencia múltiples aprendizajes". No es lo mismo dibujar en un tablero a una escala representativa. Por ello hay que volver a valorar esta precisa herramienta pedagógica, aún en tiempos de internet.
De hecho, las imágenes en satélites y los mapas digitales, entre otros, complementan la tarea del mapa físico.
Aunque en este último, sin duda, "siempre caben más detalles", dice el ingeniero y docente Ramiro Lopera.
En los detalles está la expresión del mundo. Por ello, no deje pasar desapercibido un atlas. Sáquele provecho, "aunque sea solo por el placer de aprender", dice Juan Camilo Laverde.
Ellos traen todo un mundo por descubrir.
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