El PNUD acaba de presentar su Informe Nacional de Desarrollo Humano, Colombia rural, razones para la esperanza . En dicho informe, además de evidenciarse los problemas, los conflictos y los costos que le han significado a la sociedad colombiana el tipo de modelo de desarrollo que se ha seguido durante las últimas décadas, se presenta una serie de propuestas para superarlos y permitirle al país avanzar en su camino hacia la modernización.
El Informe, de manera detallada, rigurosa y crítica, muestra cómo el país cometió un error histórico de grandes consecuencias al olvidar, en su modelo de desarrollo y en su marco de políticas, que el avance hacia la modernización y la globalización podría realizarse sin resolver las problemáticas históricas y estructurales que ha tenido el campo colombiano. De especial significancia para el PNUD es el problema agrario, que se expresa en la desigual distribución de la propiedad de la tierra y en el consecuente poder político que emana de la estructura de tenencia del suelo.
En medio de este entorno, que estaba adosado por el problema de la pobreza y la inequidad rurales, el escaso apoyo estatal a la producción campesina y la falta de presencia integral del Estado en el campo, se fueron abriendo paso, progresivamente, una serie de fenómenos que desbordaron el ámbito rural y que han tenido serias consecuencias en el devenir de la Nación.
Entre dichas problemáticas están: el conflicto armado, el cultivo de productos de uso ilícito, el narcotráfico y el despojo masivo de tierras por parte de los diferentes actores armados. Todos estos fenómenos han tenido como principal escenario el campo colombiano y han sido sus habitantes quienes, en buena parte, han tenido que cargar con los costos y las consecuencias de los mismos. En esto el Informe es valioso, pues documenta y evidencia, de manera amplia y detallada, dichos costos, asunto este que la mayoría de los habitantes urbanos no hemos sabido considerar y ponderar. De allí nace la incomprensión que en las ciudades se tiene de lo rural y la falta de valoración que de ello se deriva.
Según el Informe, el Estado colombiano subestimó la magnitud y las consecuencias de la problemática y de los conflictos rurales, y mantuvo unas políticas y unas instituciones que respondían a un paradigma producto de una visión limitada del desarrollo agropecuario y rural. Esto llevó, como lo evidencia el estudio, a que la sociedad rural, en materia de violencia, capacidad económica e institucional, capital humano, medio ambiente y demografía, sea más vulnerable que la urbana.
Igualmente, el Informe Nacional de Desarrollo Humano establece que la tercera parte (31,6 por ciento) de la población colombiana, la mayoría de los municipios (75,5 por ciento) del país y prácticamente todo el territorio físico de Colombia (94,4 por ciento) se encuentran bajo condiciones de ruralidad.
Para superar la problemática que vive el campo, el Informe propone adelantar lo que denomina la reforma rural transformadora. Una de las condiciones necesarias para avanzar en dicha transformación es "contribuir a deshacer una crisis estructural permanente" y para ello es esencial la superación de tres conflictos relacionados, pero diferentes: el conflicto rural, el conflicto armado y el conflicto agrario.
La reforma rural transformadora contempla que es necesario concentrar las acciones en cuatro grandes ámbitos: la seguridad humana, el desarrollo institucional, el desarrollo rural y la política integral de tierras. Para el PNUD la intervención en estos cuatro ámbitos se debe concebir como una red articulada de decisiones.
El mensaje final que trae el Informe de Desarrollo Humano es que difícilmente Colombia podrá modernizarse sin resolver el problema agrario. Esta visión, junto a las grandes tendencias mundiales, obliga al país a darle una nueva mirada a lo rural.
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