El cuerpo de Gardel no está y, sin embargo, se ve su sombrero de ala ancha, su bufanda y su gabán. También está Margarita, que lo espera con su voz de soprano, lista para declararle su amor. Pero Margarita se queda esperando. Gardel ha muerto.
Son las 2:00 de la tarde, del 24 de junio de 1935. Faltan 58 minutos para que el Zorzal Criollo muera. En Cali, Margarita Jaramillo, enamorada como está, tiene el corazón en vilo. En Medellín, Gardel aborda un avión al infinito.
Ese 24 de junio esta paisa cantante de tangos, alternaría con él durante el espectáculo. Su esperanza es que le correspondan su amor. Pero lo cierto es que se ha ido y que su voz no sonará más para cantar El día que me quieras.
El nombre de esa canción, que fue el de la penúltima película que rodó el Morocho del Abasto y el de la última que vio, es también el de la obra de teatro musical que hace un homenaje a su vida y que se podrá ver esta noche, en el teatro de la Universidad de Medellín.
Una puesta en escena que conjuga el teatro, la música, el video y el baile. "Esa es la innovación, que mezcla distintas artes en un mismo espectáculo", dice Teresita Estrada, la soprano que le da vida a Margarita.
La acción se desarrolla en el Teatro Jorge Isaacs, de Cali, donde la cantante está con el grupo de bailarines preparando el show de la noche. Y aunque ese es el lugar principal, también es un ir y venir de Medellín a Buenos Aires.
La obra, a través de la fotografía, el video y la escenografía misma, permite viajar no sólo en el tiempo, sino a diferentes sitios.
"La gente va a ver cómo muere Gardel, cómo es recibido su cuerpo en Buenos Aires, cómo están ensayando en Cali", explica Iván Zapata, el dramaturgo y director. Todo sin mover el escenario ni un centímetro. Las luces son muy importantes: son espacio, tiempo y personaje.
Una apuesta compleja
Para El día me quieras , Iván realizó una investigación en 2010, que le permitió conocer mucho del argentino.
De ahí que si bien se montó en el cuento de la mujer enamorada, hay detalles que pasaron en realidad como los relacionados al accidente y, que en los años 30, las mujeres que cantaban tango, eran sopranos. "Hay datos históricos completos, de archivo".
En esa combinación de historias fue dándole forma a la obra, la que desde hace tiempo Iván sentía casi como una deuda. "Esta es una ciudad que huele a tango", explica.
Y él creció oyendo y viendo a sus padres cantar, además de que Gardel, dice, se volvió un personaje que sobrevive a los años.
Y no quería un musical, ni algo en danza. "El año pasado -añade el director- había muchos homenajes por los 75 años de su muerte y los 120 de su natalicio. Me parecía que faltaba una mirada teatral".
En la obra, por supuesto, no falta la música de Gardel. Esos clásicos Volver, Soledad, Cuando tú no estás, El día que me quieras sonarán como parte de la narración, que, como expresa Teresita, tiene momentos románticos, de humor y amor, pero así mismo, de "mucha tragedia".
Ahí está el anhelo de todos, de que aparezca el Zorzal y cante en el escenario.
Y también está el sueño de que Margarita cante con su amado y hasta le dé un abrazo. Y los fantasmas que repiten la historia.
Faltan 58 minutos para que choquen dos aviones en Medellín. Ellos en el teatro, cantando, bailando tango. Esperando la noche, para cumplir un sueño.
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