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El Homo insapiens

16 de noviembre de 2008
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Definitivamente no hay nada ni nadie más ridículo que un borracho o una borracha. El pelo desordenado, los ojos brotados, rojizos y vidriosos, dando vueltas como una licuadora. La nariz roja, hinchada y mocosa de degenerado. La boca torcida, con restos de comida y semiabierta que deja escapar un tufo de cobija de gamín. Una cumbamba temblorosa como el Galeras. Unas manos que tocan todo y derraman todo. Unos pies que no saben para dónde van y a los que les falta una media. Y si es una mujer, se toman todos los síntomas anteriores y se multiplican por diez.

El consumo exagerado de licor hace que el ser humano se comporte como un auténtico animal en celo, o furioso, o de manera inusual, como por ejemplo:

Babear como bebé recién alimentado.

Bailar como un gringo baila salsa o una gallina parada en una lata caliente.

Decir la misma historia aburrida o el chiste descachado una y otra vez hasta que sus amigos quieran pegarle. ¿Qué es verde por fuera y por dentro y tiene una pepa de aguacate en la mitad?? ¡ja, ja, ja!

Pensar que sus ex novias están realmente desesperadas y deseosas de que las llame por teléfono a las cuatro de la mañana o que la pareja que encuentre a mano le va hacer caso sexual.

Creer que está susurrando cuando los gritos se oyen en el estadio.

Hacer que dshiga cozax como eshtaj.

No saber qué rayos le ocurrió a su pantalón que está manchado, quemado, descosido, desteñido, mugroso, roto y con un chicle pegado atrás.

Llevarlo a pensar seriamente que es Superman o Ricky Martin o Barack Obama.

Hacerle creer que puede conversar en forma lógica y no erótica con miembros del sexo opuesto.

Hacerlo imaginar que es experto en Kung Fu, yoga, política y fútbol.

Argumentar, sin posibilidad de contradecirle, en contra o a favor de Uribe.

Aterrorizarse porque al despertarse por la mañana mira al otro lado de su cama y ve un charco escalofriante (cuyo nombre y composición no puede recordar).

Tener la ilusión de que es más fuerte, listo y más bien parecido que un tipo realmente grandote, cliente permanente de gimnasio, llamado Tyson.

Llevarlo a pensar que es invisible.

Pedir y cantar las rancheras de siempre creyendo tener la voz de Miguel Aveces Gemía.

Pensar que la gente se está riendo CON él y no de él.

Causar una laguna en la continuidad de tiempo-espacio, es decir no recordar nada de las estupideces que hizo y dijo.

PROVOCAR embarazo.

Los borrachos son una vergüenza, pero especialmente porque matan transeúntes, chocan otros vehículos, hacen llorar noches enteras a sus seres queridos y pierden el empleo, el dinero y la dignidad.

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