Todavía es un terreno grande, donde antes había dos casas y ya sólo tierra, escombros y una carreta que espera. Los señores y el ingeniero también esperan. Y los de la idea, que la tuvieron hace dos años, sí que más.
En el aviso que dice que ahí van a construir algo, en una de las líneas, aún pequeño, se lee que va a ser un teatro. Una casa que va a ser teatro, para ser más exactos.
Todo empezó por un grupo de amigos que se pusieron a pensar que en El Poblado, salvo centro comerciales, no hay muchas opciones culturales. Entonces se embarcaron en un sueño que hoy ya tiene un lugar, planos, permisos ambientales y que está a pocos días de empezar a construirse, y que ya tiene nombre: Casa Teatro El Poblado.
La pregunta fue, expresa Alicia Vargas, la gerente del proyecto, "cómo hiciéramos pues para lograr un punto donde los jóvenes, los amigos, los abuelos, pudiésemos sentarnos a disfrutar a partir de la cultura la transformación de ciudad y cómo ella desarrolla seres humanos integrales". Y crearon la fundación que tiene como objetivo ser punto de encuentro en la comuna 14. Una casa "donde todos vengan".
La intención es que, si bien no van a tener un grupo de teatro, será un espacio que le abre las puertas a la cultura desde sus diferentes miradas: cabe el teatro, la danza, la música, la literatura, el arte. "Podrán venir todas las actividades culturales -añade Alicia-. Los grupos locales, los de Bogotá. Eventos que puedan encontrar un momento para todos".
Lo que quieren es abrir las puertas para que las actividades que suceden en la ciudad lleguen a El Poblado. Por eso han venido hablando con el sector cultural, para que los guíen y los apoyen.
Con el presupuesto, por ejemplo, aunque "nunca un proyecto de estos tiene lo económico resuelto", ya pueden empezar con la construcción, que esperan tener lista para mayo, porque ya hay un presupuesto inicial. Para lo que sigue han servido la experiencia de los otros, para mirar cómo se logra que sea autosostenible. "Haremos la gestión para ello".
Casa Teatro tendrá una sala para unos 150 espectadores, más o menos. Con sillas que se pueden quitar, según la actividad. Así, si quieren hacer una exposición y no una obra de teatro, cambian el escenario.
También habrá cafetería y almacén. Todo, por supuesto, con un concepto de casa. Carlos Mario Rodríguez, el arquitecto, escribió en la página de la fundación que "este espacio que nace como un acuerdo filial para promover las expresiones artísticas de amigos, no tendría un escenario mejor para representarse que la casa".
Así es su diseño y lo que quieren, explica Lina Castaño, encargada de la programación cultural, es crear esa sensación que tiene la casa de convocar y compartir.
Y aunque todavía no hay teatro, están realizando pequeñas actividades, como charlas, ciclos de cine y yoga, para que la comunidad se vaya antojando. Además del espacio ellos quieren pensar en la formación de público y en que "la gente -agrega Lina- se apropie del lugar".
Todo está listo. La carreta pronto moverá ladrillos. Ellos, pronto tendrán la cultura en todos los rincones de su casa. La de todos.
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