El luxemburgués Kim Kirchen tiene 30 años recién cumplidos, una ambición a prueba de bombas y, desde ayer, una camiseta amarilla que le ha caído de la cima de Super-Besse en forma de premio y de candidatura al triunfo final en el Tour de Francia.
Su liderato fue la noticia de un día en el que todos los gallos cruzaron casi de la mano la primera meta en altura del Tour, coronada por el italiano Riccardo Ricco, subcampeón del Giro de Italia, que sigue repitiendo que no pelea por la general.
Alejandro Valverde dejó atrás las heridas que luce en su piel tras la caída de Chteauroux y las de la moral de la contrarreloj de Cholet, y confirmó que está entero con un segundo puesto, por delante de un Cadel Evans sobre quien pesa toda la responsabilidad del favoritismo.
El colombiano Félix Cárdenas, del equipo Barloword, llegó en el puesto 56, a 2.19 del líder, y su compatriota Leonardo Duque, Cofidis, quedó 66, a 3.31.
Super-Besse no tuvo grandes consecuencias en la general, pero sirvió para poner en primer plano a un Kirchen con el que pocos contaban al principio del Tour pero que, a golpe de regularidad en todos los terrenos, se ha metido en la pomada: fue cuarto en la primera etapa, segundo en la segunda, repitió puesto en la contrarreloj de Cholet y volvió a demostrar poderío con una quinta posición en la primera llegada en alto del Tour.
El luxemburgués, que llegó a la ronda gala para luchar por alguna etapa y vestirse de amarillo, ya no descarta nada en París. "Si paso los Pirineos sin perder mucho tiempo estaré arriba en los Alpes y en París", aseguró el ciclista del elenco Columbia. "Con el equipo tan fuerte que tengo no puedo descartar nada".
La incógnita es si el del Gran Ducado aguantará tres semanas el ritmo de una carrera que parece destinada a resolverse en la última. Kirchen ya mostró el año pasado capacidad de resistencia y firmó una séptima plaza que le hizo creerse a si mismo que puede ganar una grande. Pero en todas las carreras ha tenido días negros, los que sumergen a los ciclistas en las profundidades del pelotón y marcan la diferencia de los campeones y los otros.
Lo que es seguro es que ya nadie podrá sacarlo de la lista de favoritos, junto a los Evans, Valverde, Menchov, los hermanos Schleck, Sastre o Cunego.
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