- Conforme su gabinete con secretarios cuyo perfil académico satisfaga los conocimientos requeridos para el cargo y cuyo talante garantice la dinámica y ecuanimidad que exige el ejercicio del mismo. Secretarios que gerencien y administren sus áreas de actividad para que los planes, objetivos y metas del programa de trabajo, se establezcan con base en indicadores de gestión que les permitan medir el avance y que, al tomar decisiones de acción preventiva y correctiva, lo hagan con mentalidad de mejoramiento continuo, no simplemente para "apagar incendios" y promover ajustes presupuestales.
- Sea capaz de meter en cintura al gremio de transporte público y a los conductores particulares, especialmente a los motociclistas e hijos de papi, para que llenen todos los requisitos que esa labor exige en conocimiento del reglamento de tránsito, en aptitudes síquicas y emocionales y, sobre todo, en estricta conciencia frente al respeto por los derechos humanos, comenzando por la vida de los peatones y de sus colegas.
¡Ah! Y que todo comience desde el otorgamiento de licencias de conducción, no simplemente después de que ocurran accidentes y otras violaciones de códigos, apelando a cursitos seudopedagógicos o a multas, que por altas que estas sean, resultan irrisorias frente a las muertes y daños ocasionados.
El listado es interminable, pero con un alcalde que satisfaga plenamente los dos puntos anteriores, creo que Medellín ya ganaría bastante en convivencia ciudadana y progreso general.
Pico y Placa Medellín
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