Dos variables deben manejar con rigurosidad las empresas de transporte: el estado mecánico de sus buses y la idoneidad de sus conductores.
Para revisar este tema acudimos al azar a Sotraurabá, una de las más grandes empresas de transporte de Antioquia, que viaja a las regiones de Urabá y Occidente, con un total de 380 buses.
Según Clara Macías, asistente del Departamento Jurídico, además de mantener al día la revisión técnico mecánica que entregan los centros de diagnóstico autorizados, a cada bus se le hacen tres revisiones al año, cada cuatro meses, en los hangares ubicados en la avenida Las Vegas, por Barrio Colombia.
Allí se les hacen todos los ajustes mecánicos necesarios, además de afinarles detalles de pintura, latonería, cojinería y demás elementos de seguridad y comodidad, teniendo en cuenta que en los trayectos que cubren, en algunos tramos como entre Cañasgordas y Mutatá, las carreteras presentan fallas.
"Un bus que no tenga una ficha adecuada del estado mecánico no puede viajar", dice la funcionaria.
En el tema de los conductores se maneja mucha rigurosidad en disciplina para el pago de comparendos y su conducta. "Les exigimos que si no los han pagado, por lo menos hayan negociado la forma de pago con el Tránsito".
Añade que tienen capacitaciones para ellos, que son parte esencial de su labor.
Luis Guillermo Marín, conductor de esta empresa, reconoce que los trayectos son duros, largos y estresantes y que muchas veces le toca quedarse en trancones por derrumbes.
"El viaje es largo, pero uno ya sabe que debe parar a comer, a veces salimos de un derrumbe y de pronto caemos en otro, son cosas del oficio, pero por lo general salimos bien", precisa este hombre, que lleva 12 años haciendo el trayecto.
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