Los 28 muertos que en cinco años ha dejado la Línea Férrea del Atlántico que comunica La Loma, Cesar, con Ciénaga, Magdalena, y que opera Fenoco, son para el alcalde de Bosconia, Jorge Patiño, el costo que los 40.000 habitantes de su municipio pagan para que el tren irrumpa en su tranquilidad y parta en dos el casco urbano.
La accidentalidad en este corredor férreo que atraviesa 11 municipios de Cesar y Magdalena vuelve a aparecer en la coyuntura nacional, después de que la ministra de Transporte, Cecilia Álvarez, le solicitó al presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, Luis Fernando Andrade, exigir a Fenoco acelerar las medidas para evitar los accidentes que se presentan a lo largo de los 245 kilómetros de vía férrea.
"No es suficiente que la accidentalidad y las muertes hayan descendido en los últimos años. El compromiso tiene que ser proteger la vida de los habitantes de la zona por la que pasa la concesión férrea", afirmó la ministra Álvarez.
De acuerdo con la ANI, el paso del gigante de acero ha dejado en cinco años 28 muertos, 13 heridos graves y 33 heridos leves. El tramo en el que más muertos ha habido es entre Aracataca y Ciénaga en donde 16 personas murieron en cinco años y le sigue Bosconia-Fundación, con 9. El año de más accidentes fue el 2011 con un saldo de nueve personas fallecidas y en lo que va de este año, son 3 los muertos.
Pero, ¿cuáles son las razones para que el paso del tren deje esta estela de muerte y accidentes? Hay dos respuestas. De acuerdo con la ANI este es el resultado de la imprudencia, la embriaguez y, entre otras cosas, la falta de señalización de algunos tramos.
Pero para Fenoco, la situación es más de fondo y su presidente, Anthony Marquis, evidencia que la "anormalidad de la ocupación de áreas que están invadidas por viviendas de la comunidad dentro del corredor férreo y la ausencia de una autoridad que restablezca la desocupación del área invadida, afecta la seguridad de la vía férrea". Y, advierte, es responsabilidad del Gobierno propiciar un reasentamiento.
¿Qué se dice en la zona?
Si le ponemos una lupa a la línea férrea y nos detenemos en el municipio cesarense de Bosconia, su alcalde Jorge Patiño, aunque reconoce que en su localidad hay más de 250 personas que construyeron sus casas alrededor del tren, también advierte que "ve muy difícil quitarlas de ahí".
No obstante, el alcalde insiste en que lo más preocupante es que la comunidad no quiere que el tren siga pasando "por el centro del municipio". Y, entonces, cual mago, argumenta la queja de sus paisanos poniendo en horas lo que para ellos significa el tren.
"Por nuestro municipio pasa aproximadamente 48 veces el tren: 24 veces hacia el puerto y 24 veces pasa vacío. Ese tren lleva 125 vagones, cada vagón transporta entre 55 y 60 toneladas. Cada vez que pasa el tren paraliza el municipio 10 minutos, eso quiere decir que todos los días perdemos 480 minutos en el paso del tren, es decir, que a la semana estamos perdiendo 48 horas de movilidad".
Confiesa entonces, que la comunidad "no quiere" medidas de seguridad y que lo único que quieren es que saquen el tren del municipio. "Insisto, no es justo que nosotros no tengamos agua y que 1.800 familias vivan debajo de una lata y no recibimos regalías cuando el tren pasa por el patio de nuestras casas y ponemos los muertos".
Bladimir Torres, secretario de Gobierno de Ciénaga, Magdalena, destacó que el problema para ellos también es que el tren pasa por la mitad del municipio y "en toda la zona bananera la gente tiene que quedarse quieta 10 minutos esperando que pase el tren y hay casas que están pegadas al tren y Fenoco dice que no tiene responsabilidad".
Frente a las medidas de seguridad, dijo que el municipio no ha tomado ninguna y "aquí hemos tenido varios accidentes y si han ocurrido quiere decir que no hay seguridad".
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