El general Leonardo Barrero comprendió, tras 39 años de hacer la guerra, que la paz del país se consigue mirándonos a los ojos, empuñando una pala y sembrando café. Se consigue escuchando al otro. Entendiendo sus penas y necesidades. Para el General, la paz se hace todos los días y llega con vías y escuelas.
Aunque el alto oficial se confiesa y revela que conversa con el general Jorge Enrique Mora, actual negociador de paz en La Habana, es contundente al subrayar que desde hace mucho rato su tropa está preparada para el posconflicto.
Antes de su nombramiento como comandante general de las Fuerzas Militares, en agosto del año pasado, el general Barrero estaba al frente del Comando Conjunto del Suroccidente, en Cauca, por lo que no vacila al señalar que los peores días de este departamento quedaron atrás.
¿Cuál fue el secreto para que enero haya sido exitoso para las Fuerzas Militares?
"Los 310 miembros neutralizados de todas las estructuras ilegales fueron el resultado de un proceso. Esta cúpula recibió el mando, en agosto del año pasado, y desde ese momento entramos en la revisión del plan de guerra Espada de Honor anterior, se reestructuraron los objetivos militares, las zonas de acción. Considero que ha habido una demostración permanente de todas las Fuerzas Militares y, me atrevo a incluir a la Policía, de mejor relacionamiento entre comandantes, eso va generando un ambiente que facilita la interacción entre los distintos niveles de mando en donde la ejecución es la que al final necesita verse. Finalmente, el egoísmo institucional lo que hace es llevarnos a un fracaso conjunto. Ya hemos superado todas esas discusiones a pesar de que hay debates, siempre tenemos un objetivo común y es lograr la victoria".
¿La intensidad del combate será igual?
"La misión institucional es mantener las operaciones. No vamos a bajar la guardia".
Frente a esto hay dos lecturas: o la guerra se ha intensificado o las Farc están doblegadas. ¿Cuál es su lectura?
"Hemos percibido que en las estructuras guerrilleras hay una pérdida de moral a nivel de los mandos medios. No es fácil ver a sus jefes con una vida distinta y ellos estar recibiendo toda la presión militar. Además, no vamos a aflojar, todos los días estamos en las profundidades de la selva. No solamente atacamos las estructuras armadas, sino que se realizan procesos de judicialización contra las redes de apoyo al terrorismo en los cascos urbanos que son los que al final generan la pérdida de percepción de seguridad".
En contraste con lo anterior, la tregua que anunciaron las Farc no fue tan cierta. ¿Usted cómo la vio?
"Durante la famosa tregua unilateral se presentaron 18 atentados contra la Fuerza Pública, dos contra población civil y cuatro contra la infraestructura energética. Terminó la tregua y se han decomisado más de tres toneladas de cocaína y cinco toneladas de explosivos. Frente a esto, nuestra consigna es mantener el énfasis operacional".
En ese orden, General, ¿cuáles son, en estos momentos, los santuarios de la guerrilla?
"No, no hay santuarios, hay zonas de mayor influencia terrorista que no están vedadas para las Fuerzas Militares. Intervenimos en aquellos lugares donde tenemos información".
¿Cuáles?
"¡En todo el país… Le insisto, donde haya presencia terrorista, allá estamos".
Yo le menciono entonces algunos lugares: Arauca, Cauca, El Atrato, Antioquia.
"Todos estos lugares son sujetos que actuemos allí".
¿Cuál es el desafío que hay con el frente 36 de las Farc?
"No, no es solamente con el frente 36, sino con todas las estructuras del país. Hemos salido avantes con cuadrillas que históricamente fueron el gran dolor de cabeza de las regiones, como la Teófilo Forero, la Domingo Laín Sáenz, la Jacobo Arenas; cuadrillas que históricamente causaron demasiado daño en el país hoy han sido duramente golpeadas".
Sí General, eso está bien, pero ¿y el frente 36?
"Es activo operacionalmente. Tarde o temprano tendremos mejores resultados, sí, nos falta más, pero sí hay operaciones".
En pleno proceso de paz, ¿para ustedes "Timochenko" sigue siendo el objetivo?
"Todos los integrantes de las estructuras terroristas son objetivo militar".
Entre esos, Timochenko.
"¡Todos, todos…".
Le insisto porque últimamente usted viene hablando de otros cabecillas como alias "Pacho Chino", del sexto frente de las Farc.
"Todos los integrantes de las estructuras guerrilleras que se encuentren en el país, son objetivo militar".
¿Qué lectura le hace a la decisión de Timochenko de reconocer el ataque de Pradera?
"Él trató de darle veracidad a un hecho que era imposible de negar para cobrar una victoria militar. No podía desconocer que lo de Pradera era realizado por las Farc, de hecho se dio de baja a alias "el Boyaco", que fue el responsable. Pero "Timochenko" no puede decir que fue un acto descoordinado, inconsulto de un mando medio, cuando al mismo tiempo encontramos cinco toneladas de explosivos y cuando recordamos hechos como el del 31 de octubre de 2012 donde fueron asesinadas seis personas por una carga explosiva, con la misma modalidad, en el mismo parque, del mismo municipio. Lo que hizo fue confirmar su actitud terrorista e irracional".
A pesar de hechos como el de Pradera, ¿están preparados para el posconflicto?
"Siempre hemos estado preparados para el posconflicto. Todos los días en el país hay pequeños procesos de paz. Usted mira y hay una cantidad importantísima de obras de ingenieros, estamos trabajando en todo el país, no solamente en el Cauca, sino en la Macarena, en Antioquia, tenemos el compromiso de desarrollar una política integral de operaciones, así como hay un énfasis en la parte operacional, también hay un componente de relacionamiento directo con las comunidades".
¿Se siente bien representado con el general Jorge Enrique Mora, excomandante de las Fuerzas Militares y negociador de paz en La Habana?
"El general Mora es un oficial de altos quilates. Goza de todo el prestigio a nivel institucional y nacional, es la persona que de manera consensuada se escogió para que nos representara. Nos sentimos muy bien representados en los diálogos, tenemos las mejores relaciones con él y sabemos de su carácter, de su criterio, de su inteligencia".
¿Y conversan?
"Sí, claro, cada vez que viene a Colombia, hablamos".
¿Hablan del proceso de paz?
"¡Hablamos de todo…".
¿Le entrega algún reporte?
"Por obvias razones hay temas reservados que él no comenta. Hay un acuerdo de confidencialidad que él jamás rompe, pero de manera puntual el presidente Santos nos ha manifestado que las Fuerzas Militares no son sujetos de negociación y eso le ha dado la tranquilidad a la tropa para seguir haciendo su trabajo y mantener la moral en alto. Jamás hemos recibido ninguna orden por parte del presidente de la República de disminuir nuestra ofensiva".
¿Cuál es el desafío que ustedes tienen para combatir a las bandas criminales?
"Las bandas, por su naturaleza, son un tema de la Policía. No podemos actuar desde el punto de vista del DIH, es un tema legal que está en proceso de solucionarse, pero sí hemos realizado operaciones conjuntas con la Policía, respetando todas las normas de derechos humanos, por lo que las Fuerzas Militares colaboran en el control de las bandas criminales".
¿En qué ciudades?
"En muchas comunas de Cali participamos con patrullas de la Policía Militar en donde hacemos patrullajes permanentes. También en algunos sectores en Antioquia, en Medellín, en Tumaco y en Buenaventura".
En Cali hubo un debate por el porte de armas entre el comandante de la División y el alcalde, ¿usted qué piensa sobre eso?
"Constitucionalmente la gente tiene derecho a portar armas. Buscamos que haya un desarme de las armas ilegales, de hecho se mantiene en más de 16 comunas de Cali. Todas las armas ilegales son susceptibles de ser decomisadas. Pero pensamos que no es conveniente ni oportuno desarmar a las personas de bien que tienen derecho a portar armas".
¿Se realizan maniobras militares con el apoyo u orientación de otros países, como Estados Unidos?
"¡No… En estos momentos no tenemos ningún tipo de maniobras militares con otros países, se hacen algunos ejercicios conjuntos que son ampliamente promocionados".
El Consejo de Estado le pidió a la Policía sacar las estaciones de los cascos urbanos. ¿Usted no cree que le pueden pedir al Ejército que saque las brigadas de las ciudades?
"Somos respetuosos del fallo, pero estoy en la obligación, como comandante general de las Fuerzas Militares de pensar en la comunidad rural que durante tantos años tuvo que soportar ataques a la población, homicidios selectivos, masacres. El problema no es la presencia de la tropa ni de la Policía en los cascos urbanos, el problema es la actitud de los terroristas. Hoy la comunidad no percibe un municipio sin presencia de la fuerza pública, a raíz del fallo he recibido múltiples llamadas de alcaldes, líderes campesinos, diciéndome que por favor no los vamos a dejar abandonados ni a merced de la delincuencia".
Después de pasar por el Cauca, ¿cómo ve el país?
"Llevo 39 años en el Ejército, me han tocado las épocas buenas y malas de las Fuerzas Militares: malas cuando no contábamos con el apoyo, el respaldo desde todos los órdenes para cumplir con esa función, hubo épocas dolorosas en donde, inclusive, llegamos a tener muy poca dotación, con una capacidad militar supremamente limitada, que fue lo que permitió que todo el fenómeno de la ilegalidad aumentara. Posteriormente, vino la recuperación de una capacidad militar, la posibilidad de inclinar la balanza a nuestro favor y empezó la erosión de esas estructuras terroristas que llegaron a desestabilizar el país. Hoy el panorama es distinto, pienso que el 90 por ciento del país vive diferente, en un ambiente del optimismo, de desarrollo, en donde hay una cercanía muy evidente con el Estado. En muchas zonas en donde hacemos presencia la gente no nos pide seguridad, nos pide obras".
Pero entonces, General, ¿cómo hizo para ganarse en Cauca el apoyo de la gente?
"Llegue al Cauca en 2006. El panorama era absolutamente desastroso, eran más de 2000 guerrilleros en la región. La política era recurrir a todas las vías de hecho. Nosotros militarmente todos los días teníamos mayor ventaja, pero faltaba algo. Entonces empezamos a relacionarnos directamente con las comunidades y la gente empezó a vernos distinto".
¿Desde su oficina en Bogotá el Cauca se ve distinto?
"Absolutamente diferente. No es una percepción personal, aunque quiero mucho el Cauca ya que gran parte de mi vida militar se ha movido en esa región. En el Cauca, los campesinos se me acercaban y me decían: "general, estamos cansados, ya no queremos más confrontación". Comenzamos a capacitar a los campesinos y hoy hay zonas donde hay más de 3 millones de arboles de café sembrados con nuestra ayuda".
¿No ha perdido el contacto con las comunidades?
"No, no lo pierdo. Sigo teniendo el mismo número de teléfono de siempre y la gente que me conoció en el Cauca, todavía me llama. Le puedo decir, hoy hay zonas que son absolutamente inseguras para la guerrilla, zonas del Cauca, en la Cordillera Central y Cordillera Occidental. La gente está hastiada, los aborrece, por el mal trato, por los ataques terroristas indiscriminados, por el asesinato de civiles por la presunción de que son informantes del Ejército. Entonces la situación sí la veo distinta, si se percibe en la región, aunque persisten ciertos actos terroristas, el panorama para mí es alentador"
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