La ciencia ya atrapó a E. Chandula Padmasiri, un joven oriundo de Sri lanka, quien decidió crear un microscopio a partir de un teléfono móvil.
Entre más de mil jóvenes, su proyecto, en la categoría de Ingeniería Eléctrica y Mecánica, se refería de un grupo a otro como muy ingenioso, con lo cual tenía visitantes curiosos que querían experimentar la creación.
Para llevarlo a cabo, consiguió una franja de plástico que adhirió al celular por el lado de la cámara, y allí pegó un lente que magnifica hasta 600 veces un objeto, lo que acompañó de un pequeño dispositivo LED con el fin de generar iluminación.
De esta manera, cuando le pone una placa, con un pedazo de piel de cebolla, se pueden observar las células con perfecta nitidez, e incluso, tomarles una foto.
"Fue emocionante crearlo", dice Padmasiri, quien pensó en volver muy económico y portable un instrumento clave para la ciencia, que podrá ser utilizado por maestros, estudiantes e incluso investigadores, dice en su abstract (resumen).
El resultado se convirtió en una solución que sorprendió al ingeniero Electrónico, Juan Gonzalo Vélez, un paisa que hizo parte de los jurados de la feria, y quien indicó que no solo es sencillo de aplicar, sino que serviría, por ejemplo, para medir, en segundos, qué tan contaminada está el agua de un río.
Por ahora, Padmasiri quiere estudiar la forma de crear un desarrollo más pequeño, y de paso, poner en marcha un proceso de patente para iniciar la fase de producción.
Ideas simples, la mayoría de ellas, fáciles de construir y poderosas a la hora de ser aplicadas.
Como Padmasiri, los más de 1.000 estudiantes de la ISEF 2009 prueban que la ciencia sí es divertida y aún más, que tiene mucho potencial.
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