El Museo de Antioquia tiene por estos días una exposición de las obras que ha conseguido en los últimos tres años. Entre ellas, hay un Botero.
Se trata de uno de los trabajos de su Viacrucis. Bueno, no de su viacrucis, sino el de Jesucristo, interpretado por el artista antioqueño.
A esta obra, exhibida junto al conjunto que conformaba la muestra en 2012, la acompañan varios cientos de trabajos más de arte contemporáneo, de "las últimas exposiciones hechas en el Museo", según cuenta Ana Piedad Jaramillo, la directora. Rafael Sáenz, Eladio Vélez, Jorge Cárdenas, Aníbal Gil, Gloria Posada y Érika Diettes son algunos de los artistas de esta exposición.
También tienen a la vista un cuadro del muralista mexicano Diego Rivera, Rumbo a la zafra. Adquirido por el museo desde la primera mitad del siglo XX, es la imagen de un campesino con el rostro tapado entre su ruana, acompañado de una hoz, arma en la revolución y herramienta de trabajo.
"No es que Rivera sea importante en el arte latinoamericano: es determinante", dice el curador Óscar Roldán.
Quien no haya observado la magia de William Kentridge, con su obra Fortuna, en el Museo de Arte Moderno, todavía tiene tiempo. El artista sudafricano da valor al dibujo y lo sitúa en el lugar de importancia que tiene; no como de simple base del trabajo artístico.
En la galería Naranjo & Velilla, en San Fernando Plaza, tienen ahora cuadros de Gloria Ospina, la artista santandereana. El color y las formas en paisajes urbanos está en la obra de esta fina artista, al lado de trabajos de otros artistas importantes
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