A pesar de que no cultivan flores sino maíz, Martín Atehortúa y sus hijos son de los habitantes de Santa Elena que más se entusiasman con las silletas.
Su casa en la vereda El Placer es uno de los destinos preparados en el nuevo sistema de visitas mediante paquete turístico, para atender a los turistas. Porque este año no es como en los anteriores, en que reinaba la espontaneidad. No; hay una puesta en escena. El frente de la casa de Martín Atehortúa está decorado con carrieles nuevos colgados entre los pilares, intercalados con pensamientos sembrados en canastas colgantes. Y, organizadamente, enrutados por un guía preparado en el Sena, que bien puede ser Rodolfo Alzate, los turistas pasan a la parte posterior de la casa para ver la elaboración de las silletas.
"Se evitan los tumultos y que los borrachitos nos dañen los arreglos".
Comenta Martín Atehortúa hijo, vestido con pantalón oscuro y camisa clara, ataviado con ruana y sombrero aguadeño, muy distinto a la usanza de los años anteriores, cuando los silleteros vestían prendas corrientes, que pudieran ensuciar en ese trajín con flores y pegantes, maderos y alambres.
Cuenta que su padre viajó a Bogotá a conseguir flores para las silletas. Anturio, tul de novia, follaje de gladiolo, pues los de la capital son más vistosos que los de Santa Elena.
Ante varios armazones que tiene listos frente a su casa, posa incansable para las cámaras. Hace un recuento del proceso de elaboración de los arreglos frente a micrófonos, grabadoras y libretas de apuntes. Alaba la organización que ahora tiene el turismo.
"No veíamos que los silleteros ganáramos algo con ese movimiento desordenado. Por eso aceptamos organizarnos", dice y aclara que el millón 300 mil pesos que le da la Alcaldía a cada silletero no compensa los gastos de elaboración, con tantas flores que deben traer de otras partes.
Los turistas visitan otras dos familias, comen en un restaurante, toman refrigerios en otro, reciben un recuerdo artesanal de su estadía en Santa Elena y vuelven a Medellín con los paisajes pegados a sus ojos.
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