El problema que viven nuestras comunidades marginadas es el deseo inalcanzable de tener una vivienda económica, esto nos demuestra que la calidad de vida se proporciona cubriendo las necesidades básicas de la población con una vivienda digna y los menajes serían un complemento, pero no son la solución a esas necesidades.
El programa de financiar electrodomésticos por parte de las EPM como negocio y aporte social, puede se aceptable, pero con el respeto que se merecen sus dirigentes, están cogiendo el toro por la cola, porque sería más interesante y de mayor beneficio para la comunidad, destinar esos recursos para financiar la construcción de los servicios públicos domiciliarios en igual forma como opera el crédito hipotecario. Consiste en financiar al constructor durante el proceso constructivo y luego subrogar al beneficiario de la vivienda por igual período al que se le otorga el crédito hipotecario. Este plan posibilita el diferir el costo de la construcción y la conexión de los servicios públicos y así bajar las cargas a las que están sometidas las viviendas, en especial las de interés social (VIS).
Este programa sí sería una verdadera inversión social y un aporte a la comunidad por parte de las Empresas Públicas, porque se le facilitaría la compra de la vivienda a más personas, se bajarían los costos de construcción y por ende el de la vivienda. Los bancos podrían hacer parte de este proyecto permitiendo convenios con EPM para que la recuperación de la cartera se realice paralela al pago de la cuota hipotecaria, y de no tener crédito de vivienda, se le facilite el crédito de las acometidas de los servicios públicos.
Así se disminuiría el riesgo financiero para las Empresas y se cumpliría con la premisa de construir las 15.000 viviendas que están contenidas en el plan de desarrollo del Alcalde Salazar, y de los muchos proyectos que desarrollan los constructores privados.
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