Hace unos cinco años, menos o más, el hijo le regaló "un computadorcito todo viejito" y le enseñó a prenderlo y a apagarlo. Nada más. Alberto Mejía Vélez, que entonces tenía cinco años menos de los 74 que tiene ahora, empezó a sentarse frente al computador, a prenderlo, a apagarlo y a funcionar en él.
"Me pareció como fácil y me fui encariñando. De esas cosas que me encontré Facebook y me fui metiendo". Hace unos cinco años (la mitad de la edad que cumple la red social) es uno de los 1.230 millones de usuarios.
Don Alberto tiene horarios. De 5:00 a 7:00 de la mañana. Por la tarde da un vistazo, pero muy corto, a ver si alguien le escribió. No está todo el tiempo, porque tiene más cosas que hacer. "Somos unos viejitos y debo ayudarle a mi mujer, que la adoro, y no quisiera que se enfermara por yo descuidarla".
Para él, Facebook, y un blog que tiene, Recuerdos, es útil para contar historias y enseñarle a los otros.
Entonces, casi todos los días, hace sus dibujos en Paint, les pone una frase y lo comparte. "Yo aprovecho para ir concientizando a la juventud. No reprocho las tecnologías, porque tienen elementos para aprovechar, pero sí se han perdido muchas cosas como el respeto, la honorabilidad, la sencillez. Yo voy mostrando eso, tratando de que de pronto si alguien lo lee, trate de cambiar".
Los temas son muchos. Un consejo, simple, sobre la vida. Una opinión sobre la política. Una reflexión sobre el uso de la tecnología. Todo es posible en el Facebook de don Alberto.
Dibujo del 18 de enero. Un teléfono que tiene ojos y una definición: "Nomofobia: Esclavos del móvil y alejados de la realidad". Al final está la firma: AMV.
La red social es su manera de decir. Sabe que la tecnología le dio un cambio al sistema de vida y hay que trabajar entre todos, para combatir lo malo. "Si todos nos uniéramos, yo creo que la vida cambiaría. Hay que volver a darle la ternura al hogar. Nos llenaron de derechos, pero se nos acabaron los deberes. Nadie puede cambiar el mundo, pero cada quién puede poner un poco de sí".
Amigos tiene 47. No le interesa que sean muchos, ni tenerlos por tenerlos. Le gusta interactuar, que lo lean, poderlos leer. A casi todos los conoce, pero "también tengo personas que ni sé para dónde van". Se ríe.
Don Alberto es un hombre aventurero. Eso hizo en la vida, dice. "Ningún aventurero termina con plata, pero tengo un montón de experiencias". Entonces hace una foto, postea y recuerda.
Desde pequeña
Isabella Pérez Zapata tiene 13 años, la edad mínima que pide Facebook para que alguien pueda abrir una cuenta.
La mamá, Silvia Zapata, le ayudó, porque como todas las amiguitas ya estaban en la red social, ella también quería. La pequeña tiene una explicación. "Porque ahí puedo hablar con las personas que quiero mucho y están lejos, como mi tía Martha y mis primos".
Al principio pasaba mucho tiempo revisando, mirando fotos, comentando, escribiendo. Ya que le pasó la goma, cuenta la mamá, lo revisa los fines de semana. Lo puede hacer sola, pero la supervisión siempre ésta. Los consejos también.
"La contraseña la conocemos ella, el papá y yo. Le explicamos los riesgos, que no se divulga la vida personal y que es un medio de comunicación con amigos y conocidos".
Isabela monta fotos, pone mensajes de felicitación y conversa. Está el cantante de moda, frases con imágenes, la mascota e ideas cortas, para reírse entre los compañeros de colegio. También muchos videos.
Son 60 amigos y la mirada de los papás, porque la red es como la calle, y a los niños se les toma de la mano.
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