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Ecosistemas de San Andrés quedaron partidos en dos

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    Ecosistemas de San Andrés quedaron partidos en dos |
29 de noviembre de 2012
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Decisión de la Corte afecta toda la humanidad dice director de Invemar.

Con la decisión de La Haya en materia ambiental no solo pierde Colombia. Pierde toda la humanidad en palabras de Francisco Arias Isaza, director del Instituto de Investigaciones Costeras y Marinas (Invemar), pues es la zona más rica del Caribe, un territorio que el país se había comprometido a cuidar para todo el planeta.

Muchos de los ricos ecosistemas de lo que se conoce como la Reserva de Biosfera Seaflower quedaron partidos, pues la Corte no entendió que se trata de un sistema integral, interconectado.

Si en esa zona se realizan actividades como esas a las que Colombia había renunciado, se afectaría toda la región, considerada el oasis de productividad del Caribe.

¿Cómo se afecta lo ambiental y lo científico?
“El gobierno hizo un compromiso universal por la conservación del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, sus cayos, aguas y espacios desde el punto de vista integral, como un sistema. El Ministerio del Ambiente, Invemar y Coralina presentamos a Unesco declarara la Reserva de la Humanidad Seaflower. Es un espacio marítimo, 150.000 kilómetros cuadrados que Unesco reconoció como importantísimo para Colombia, los pobladores del archipiélago y la humanidad.

Guarda valores ambientales únicos. Los arrecifes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Serrana, bancos, cayo Bolívar, bajo Alicia, en fin, todo eso a diferencia de lo que piensa la Corte Internacional de Justicia de La Haya es un sistema integral donde las funciones ecológicas de Quitasueño y Serrana están relacionadas y conectadas a través del mar, de las corrientes, de los vientos. Esos procesos biológicos, zoológicos y oceanográficos son un solo sistema.

Con el Ministerio, con Coralina e Invemar y las comunidades desarrollamos restricciones y unas autorizaciones en el entendido de que si bien el sistema hay que conservarlo también tiene que producir para que la gente coma, viva. Invertimos recursos, hicimos publicaciones científicas, somos reconocidos por ese grado de compromiso, nos han premiado la IUCN, la Unesco por esa actitud responsable con la humanidad.

No perdió solamente la comunidad raizal que es la primera afectada; perdió el país porque de allá salía alimento para el resto de los colombianos; también perdió la humanidad, pues esa estabilidad ambiental la había garantizado Colombia ante Unesco.

De parte de la comunidad científica hay un mensaje: si el Estado tiene que negociar algo con Nicaragua, la base de negociación no puede ser distinta a que esas aguas se conserven como Colombia había hecho para la humanidad”.

¿Es muy grande lo que se sustrae?
“Son unos 74.000 kilómetros cuadrados. La gente no entiende la dimensión marina y mira el agua como si fuera plana. Debajo hay montañas submarinas tan importantes como Quitasueño, como Serrana. Ahí está la paradoja de la Corte al no entender que son estructuras integrales de un sistema marino interconectado. Debajo hay toda una morfología, un sistema interconectado. Las larvas que se producen en Providencia no se quedan ahí, viajan a Serrana, a  Quitasueño, al bajo Alicia, a los sistemas, y los adultos que se desarrollan ahí, peces, moluscos, crustáceos, caracoles, van a Providencia en ese tráfico permanente a través de las corrientes y si se interrumpe por alguna acción como la exploración petrolera, puede poner en riesgo enorme todo el sistema ambiental y perdemos eso.

Colombia renunció al petróleo para conservar este depósito de alimentos, este depósito de oxígeno, de CO2 para el resto de la humanidad y eso no fue tenido en consideración por la Corte. Es muy grave lo que ocurre y los riesgos que corre la humanidad.

Ese es el oasis de productividad de toda la cuenca del Caribe, no solo colombiana”.

¿Es de los sitios más ricos en biodiversidad o también otros en el Caribe jurisdicción de Colombia son igualmente ricos?
“El Archipiélago es un punto caliente de biodiversidad como se dice en la terminología ambiental, áreas que están relativamente prístinas, bien conservadas, que en la geomorfología del Caribe son muy particulares, únicas. Por las características de temperatura, de calidad de aguas se convierten en una especie de oasis de productividad.
En el resto del Caribe no hay zonas como el archipiélago que tengan esas montañas, esos arrecifes, esas condiciones naturales para esa productividad y para esa diversidad. Es un activo ambiental importantísimo que el país pierde.

Le pongo un símil: es como si con una decisión sobre la superficie nos dejaran aislados y solo pudiéramos utilizar o certificar como colombianos el pico Colón y el Bolívar en la Sierra de Santa Marta y la Sierra Nevada del Cocuy y al resto, cordilleras, valles, ríos, no tuviéramos acceso. Eso nos pasa aquí. Nos dejaron el montecito de unas montañas que son Serrana y Quitasueño y el resto nos lo quitaron, no podemos saber lo que ocurre en esos valles submarinos, en esos escarpes, en esas estructuras, porque como lo único que se ven son las dos colinas, para la Corte eso es lo que hay que darle a Colombia, el resto no. Muy, muy delicado”. 

¿Y los cayos al sur no son tan ricos, son distintos?
“Perdemos la integralidad del espacio ambiental. Si uno mira el mapa de ecosistemas se cortaron ecosistemas que estaban identificados y que si vamos a seguir investigando tenemos que tener el permiso de alguien más. Y si deciden perforar para petróleo o alguna decisión de carácter económico que se dé sobre esa zona va a afectar la continuidad de los ecosistemas, los peces, las especies que están moviéndose de un lado a otro y eso va a tener un impacto ambiental en la configuración de la diversidad, del espacio que era uno y va a quedar partido”.

¿Dónde quedó Old Providence?
“La barrera arrecifal de Old Providence quedó en zona colombiana, pero las zonas enclavadas Quitasueño y Serrana quedaron geopolíticamente desconectadas del territorio. Su administración va a tener muchas visiones, otras perspectivas distintas a las que Colombia coherentemente había abordado”.

¿Estaban trabajando allá?
“Estamos trabajando con investigaciones sólidas, muy concretas, el inventario de biodiversidad y la publicación del mapa de ecosistemas marinos de Colombia donde ya se están identificando los ecosistemas presentes en ese sector de nuestra ex-geografía nacional marítima.

Quedamos afectados. Quizás tendríamos que pedir permiso para ir ahora a navegar donde estábamos colectando muestras y es un inconveniente, pues el ciclo de vida de las langostas de Serrana y en los sitios donde estamos trabajando circula por las corrientes en todo el archipiélago. Si hay zonas a las que no podemos ir a trabajar, no vamos a saber cuál es el ciclo de vida de las especies y perdemos la posibilidad de tomar decisiones de conservación, de uso, de protección”.

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