Una nueva actitud parece verse en comunicados recientes del Secretariado de las Farc y en declaraciones de "Alfonso Cano", el jefe máximo de esa guerrilla.
Esto ha llevado al optimismo a algunos sectores, que consideran que, tras la próxima entrega de seis secuestrados, es probable que en pocos meses el Gobierno y las Farc se sienten a negociar, en primer lugar, el intercambio humanitario y, luego, se abriría la posibilidad de un diálogo para buscarle una salida negociada al conflicto armado.
Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia, advierte que "esos documentos y la entrevista a 'Cano' no dan para pensar que hay un cambio de lenguaje en las Farc. Probablemente sobre el tema del despeje no tengan las mismas exigencias que antes, pero con ellos nunca se sabe. Eso puede obedecer a algún cálculo táctico, porque quizá cuando comiencen los acercamientos, ellos digan que 'esto tiene que ser con el despeje de Pradera y Florida'".
De manera similar ve la situación Gerson Arias, de la Fundación Ideas para la Paz, quien sostiene que "esa voluntad de negociar no está muy clara. En uno, dos o tres meses seguramente veremos un comunicado de las Farc donde volverán a reafirmar las condiciones básicas que siempre han exigido".
Sin embargo, León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, sí ve cambios. "Hay un nuevo lenguaje. Me sorprende que las Farc no hagan grandes exigencias para sentarse a hablar del intercambio o de un proceso de paz, sólo piden garantías de seguridad, sin señalar siquiera un sitio específico", asegura el analista del conflicto.
Y agrega que "me sorprendió escuchar que las Farc, que es una organización tan cerradamente antiestadounidense, tenían esperanza en la administración de Obama, en temas como la paz o los derechos humanos".Recuperación política
Los tres analistas coinciden en que, de alguna manera, las Farc estarían tratando de abrirse espacios políticos perdidos en años recientes, tras el fracaso de los diálogos en el Caguán.
"Hay un argumento histórico. En el escenario preelectoral -así esta vez se de manera anticipada-, las Farc tratan de poner en la agenda pública el tema de ellas. Esto con el fin de que se le pregunte a los precandidatos '¿qué van a hacer con las Farc ahora que quieren negociar?'", explica Arias.
Para Rangel, es claro que el anuncio de entrega de los seis secuestrados "solo busca la recuperación de un espacio político que han perdido" y eso lo hacen con el intercambio de cartas con el grupo Colombianos por la Paz y con la entrevista a alias "Alfonso Cano".
Valencia sostiene que las Farc "sufrieron muchos golpes y creo que los más fuertes fueron los golpes políticos (...) Lo que hace Cano es tratar de recuperar, con las liberaciones y con la posibilidad de un diálogo de paz, es abrir de nuevo esos espacios políticas".
El analista explica que "eso puede tener dos sentidos: Puede ser una estrategia para ganar espacio político mientras se recomponen militarmente, lo cual se haría con un diálogo de paz que se dilate y que no se concretaría en el Gobierno de Uribe".
El otro sentido es que "según la presión y el escenario internacional, y la presión de sus interlocutores y de la sociedad colombiana, las Farc se sienten de verdad a concretar el intercambio y la negociación de paz", dice Valencia.
Pero antes de que se concrete cualquier acercamiento entre el Gobierno y las Farc, se deben recordar que apenas se dan pasos para la liberación de los seis rehenes y que todavía falta por saber si la guerrilla acepta la mediación de un delegado de la Iglesia o de un enviado del Vaticano, como lo propuso Uribe.
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