No se le había ocurrido ser artista porque el arte le parece de respeto. No obstante, una amiga de esas que siguen el trabajo de toda la vida, le propuso intentar un trabajo de autor. De todas maneras él tiene todo un cuento de conceptualización, de luces, de estética.
Germán Velásquez hizo caso y empezó a analizar sus gustos, a pensar en el movimiento, en la estética y cayó en cuenta de su interés por el ser humano. Hizo la mezcla de posibilidades, trabajó y resultó una obra: Multipersonalidad.
Después fue un proceso de abrir la boca, por las sorpresas: pasó a la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, Italia y, no contento, se ganó el tercer puesto en la categoría de fotografía, Lorenzo El Magnífico. De eso ya han pasado dos años.
Se lo dijo una curadora esa vez: "Te picó el bicho del arte" y después de que te pica, ya no te quieres alejar. Germán lo admite: ya no se quiere alejar. "Ya estoy en un artista chiquito".
El premio no fue lo único que obtuvo en Italia. También llegaron muchas invitaciones, como la que ahora lo hace viajar a Nueva York: exponer, desde el 3 de abril hasta el 21, Multipersonalidad en la galería ArtiFact.
Los cuerpos de las cinco fotografías de la exposición están desnudos. Quiso explorar el cuerpo humano desde la sutileza, desde diferentes roles de las personas en distintos momentos de la vida. Son cuerpos con movimiento, en blanco y en negro, en varias posibilidades para mirar y encontrarse.
Las fotografías están impresas en acrílicos, en varias capas, para generar la sensación de tridimensionalidad. Por ahí va el nombre.
Germán ha trabajado desde hace 20 años en fotografía publicitaria que, por supuesto, no va a abandonar. Le gusta, pero es lo que quiere el cliente, conjugado con su estilo.
La artística, "te cambia la visión. No hay límites ni condiciones. Puedes mostrar lo que quieres", también a su estilo.
Por ahora sigue con la publicidad y trabaja en otras ideas, solo que le interesa hacerlo despacio, sin afán. No quiere "tirarse a la berraca", porque sabe que es una responsabilidad: es su nombre y el del país. Es buscar que esa mirada, de cualquiera, se deleite, encuentre una imagen y se detenga, sin tiempo: como en esa mujer, delgadísima, que va cayendo, despacio, despeinada, precisa.
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