Siento como que tratan de meternos los dedos en la boca a los ciudadanos del Aburrá. El jueves aparecieron datos de la Secretaría del Medio Ambiente de Medellín: el aire de la región mejoró, agradeciéndole a Ecopetrol, que ya vende, no es que regale, un diesel con 2.803 partículas por millón de azufre. Muy caritativo.
Las mediciones que mostraban una reducción fueron asociadas a la quema de un "mejor" combustible. Miren lo que se dijo: que el material particulado de 10 micrones (pm10), que por su tamaño causa problemas respiratorios se había reducido en 23,8 por ciento en Copacabana, 20,5 por ciento en Itagüí, 18 en Girardota y 15 en La Estrella.
Hablar de porcentajes es no decir nada. Hay que mostrar indicadores. Un porcentaje es, en sí mismo, una mentira. Un estudio de 2007, de la Facultad Nacional de Salud Pública, reveló que los promedios diarios de pm10 en Medellín eran de 95 microgramos/m3, cuando la OMS recomienda 20 como el más seguro. En Itagüí, era de 75, en La Estrella de 53 y en Girardota de 43. Todos por encima de la norma mundial, europea y estadounidense (50 microgramos) y casi todos por encima de la permisiva legislación nacional, aunque hay que atenernos a ésta.
Con la rebaja seguimos muriendo asfixiados y por cáncer de pulmón. En la región, los valores basales andan por los 40 microgramos, con picos de 170-180 en ciertas horas.
Que en la U. Nacional la reducción fue del 20,4 y en San Antonio de 13,8 por ciento. Son dos de los sitios más críticos junto a aquella Facultad. El pm10 no se asocia solo con el diesel, sino con la construcción de obras. En la Nacional los valores fueron más altos por la construcción el año pasado de un gran almacén. En San Antonio, por el levantamiento faraónico en el separador de la Oriental. La rebaja no tiene que asociarse necesariamente a un combustible menos malo, no que bueno, aunque puede ayudar algo.
En Estados Unidos se exige 15 ppm de azufre en el diesel, en Europa 10. La meta local es 50 en 2010. Y hay que agradecerle a Ecopetrol que nos mate despacio, porque los efectos del contaminante no acabarán en 2010: las personas con problemas pulmonares crónicos los mantendrán y en quienes comenzó el proceso del cáncer se agudizará el mal.
Dígannos la verdad, que duele menos, aunque mate igual.
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