El ex ministro de Hacienda, Rodrigo Botero Montoya, insistió en su propuesta de un acuerdo nacional para preservar el empleo, que evitaría que el excesivo fortalecimiento del peso destruya los puestos de trabajo.
Sin embargo, el ex ministro dijo que ese acuerdo implica sacrificios de todos los actores, para no dejar la carga solo en los hombros del Banco de la República "mientras los demás actores siguen monetizando divisas".
En entrevista para los diarios La República y EL COLOMBIANO, Botero Montoya indicó que "El Banco de la República tiene que intervenir de manera vigorosa en el mercado cambiario y debe hacerlo ahora".
Estas fueron las declaraciones del ex ministro:
Sus intervenciones recientes en Cartagena ante la Convención Bancaria y, en Medellín, ante el Congreso Nacional de Exportadores revelan una creciente preocupación por el tema cambiario. ¿Por qué?
"Su interpretación es correcta. Estoy dando una voz de alarma acerca del peligro que representa para el nivel general de empleo el excesivo fortalecimiento del peso. Tal vez me estoy volviendo monotemático con el empleo. En febrero presentamos, con Domingo Cavallo (ex ministro de Economía de Argentina) una propuesta para incentivar la creación de empleo formal. Considero que la búsqueda del pleno empleo, creando empleos nuevos debe convertirse en un propósito nacional. Pero, por supuesto, mientras se crean nuevos empleos y se aumenta la formalidad empresarial, es necesario evitar la destrucción a gran escala de los empleos existentes en todo el aparato productivo. Si permanecemos indiferentes ante los efectos de una excesiva revaluación del peso y las consecuencias sociales del acelerado crecimiento del sector minero-energético, se le va a causar un grave daño al resto de los sectores productivos y al nivel de empleo actual".
Entonces, ¿está de acuerdo con que las autoridades económicas intervengan en el mercado cambiario para contrarrestar el proceso de revaluación de la moneda?
"Sí. Lo importante es que ello se haga de manera eficaz, coherente, con claridad conceptual y dentro de un marco macroeconómico de conjunto. Hasta ahora, todos los agentes económicos solicitan la intervención del Banco de la República, pero nadie quiere asumir los costos de esa intervención. Es la clásica dificultad de la acción colectiva creada por el Free Rider, el personaje que quiere beneficiarse de las acciones de los demás, pero sin contribuir o sufragar su costo. El Banco debe intervenir de manera vigorosa en el mercado cambiario y debe hacerlo ahora. Para que esa intervención sea eficaz, es necesario llegar a un acuerdo con el gobierno y los demás agentes económicos para ponerle fin a prácticas que agravan la revaluación del peso. Lo que propongo es un acuerdo nacional para preservar el empleo. El acuerdo requiere sacrificios por parte de todos los participantes. A todos se les solicitaría un sacrificio para fortalecer el sector productivo y evitar que el excesivo fortalecimiento del peso destruya los empleos existentes. No se le puede exigir al Banco que asuma la totalidad de la carga, mientras los demás actores siguen monetizando divisas. Todos tienen que contribuir, así les cueste".
¿Por qué se requiere un acuerdo nacional?
"Porque la aceptación de los sacrificios que tendrán que hacer todos los participantes va a requerir el apoyo decidido del alto gobierno, del Congreso, los dirigentes políticos, y los representantes de sector productivo. El único sector al cual no se le pediría una contribución sería el laboral. De lo que se trata es de proteger a los trabajadores y de crear empleo formal para los desempleados y los subempleados del sector informal".
¿Cómo se distribuirían los costos de la intervención?
"El gobierno debe asumir el compromiso de suspender la monetización de recursos externos para cubrir el déficit. (dicho compromiso debe incluir a todas las empresas estatales). Eso implica financiarse en el mercado interno de capitales y acelerar el saneamiento de las finanzas públicas. El sector productivo debe renunciar de inmediato a los beneficios de la deducción por inversiones. Además, debe aceptar que desde ahora se eliminen los esperpentos de autorizar nuevas zonas francas uni-empresariales y de suscribir nuevos acuerdos de estabilidad jurídica. También debe aceptar una rebaja generalizada de aranceles, sin excluir al sector agropecuario, el cual disfruta de un proteccionismo desmesurado. Al sector financiero se le exigiría poner fin a la práctica del 'carry trade', que consiste en contraer créditos en dólares, monetizarlos y beneficiarse del diferencial en las tasas de interés. También se les impondrían restricciones al ingreso de capital de corto plazo y a las inversiones extranjeras de portafolio. La política minero-energética tendrá que condicionarse a la política macroeconómica, en vez de que sea a la inversa. Eso implica aplicarle gravámenes adicionales a ese sector, ya sea por medio de un impuesto a las ganancias ocasionales o de regalías crecientes para recaudar una mayor proporción de los aumentos de precios internacionales del petróleo y la minería. Debe reducirse la tasa de crecimiento de ese sector con el fin de darle tiempo al país para modernizar sus instituciones fiscales, regulatorias y de medio ambiente, así como para fortalecer su industria y su sector agropecuario. Los modelos a seguir en esta materia son los de Canadá, Australia y Noruega".
¿Cómo define una intervención vigorosa del Emisor en el mercado cambiario?
"Sugiero acumular reservas internacionales por valor de 10.000 millones de dólares en 12 meses. Esa es una cifra razonable que le permitiría al país disponer de un nivel de reservas equivalente a una cobertura de 11 meses de importaciones".
¿No le parece bastante controversial todo lo que está proponiendo?
"Así es. Me propongo sacudir la complacencia con la cual parece aceptarse que el país petrolice su economía, insensiblemente, como las rosas. Considero que ese fenómeno conlleva consecuencias sociales y políticas nefastas. Y tampoco pretendo ganar concursos de popularidad diciéndolo".
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