Tan grande como será el rebose de la gran hidroeléctrica es ya la cascada de beneficios que genera no sólo para Antioquia sino para Colombia toda.
Basta pensar, como parece indicarlo el buen acuerdo con EPM: la posibilidad de ayuda al cierre financiero de otra gran obra según la Gobernación, además de todas las posibilidades energéticas para grandes explotaciones mineras que bien ha indicado nuestro distinguido colega Gabriel Poveda Ramos.
También las de poder ayudar a las grandes vías expeditas y necesarias para agilizar y rebajar costos de exportaciones e importaciones, que a la vez generarán desarrollos agropecuarios e industriales en sus ricas zonas de influencia y elevarán el nivel de vida de sus gentes, quizás las más aisladas y olvidadas del país.
Podríamos decir que Antioquia sería otra antes y después de Hidroituango y Colombia tendría otra salida expedita al mar Caribe para facilitar su comercio exterior.
Es importante considerar, como creemos, que el solo hecho de hacer vías de comunicación sin más adiciones económicas oficiales, hace que por inercia lleguen a los sitios abiertos las iniciativas e inversiones particulares tanto en lo comunicativo y en lo educativo como las explotaciones y negocios del agro y de las industrias, por las posibilidades que dan dichas vías.
El hecho de llenar un país de vías de comunicación es la mejor estrategia de desarrollo, máxime para un país como Colombia pleno de grandes extensiones de tierras con toda clase de riquezas.
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