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Hoy vota un México polarizado

Las elecciones pueden marcar el regreso al poder del PRI, después de 12 años de ausencia.

  • Hoy vota un México polarizado | Enrique Peña Nieto, del PRI; Andrés López Obrador, de la coalición de izquierda, y Josefina Vásquez Mota del PAN, salen hoy a buscar el triunfo. FOTOS REUTERS Y AP
    Hoy vota un México polarizado | Enrique Peña Nieto, del PRI; Andrés López Obrador, de la coalición de izquierda, y Josefina Vásquez Mota del PAN, salen hoy a buscar el triunfo. FOTOS REUTERS Y AP
30 de junio de 2012
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La pregunta qué va a pasar este domingo en las elecciones en México tiene tantas respuestas como esquinas hay en la larga e histórica avenida Reforma, en pleno corazón del Distrito Federal.

En cada una de ellas, el pronóstico varia dependiendo de la filiación política de los transeúntes, pero la mayoría coincide en que México no será igual después del primero de julio.

Y tienen razón. De los acontecimientos ocurridos en 2006, cuando Felipe Calderón derrotó por poco más de 280 mil votos a Andrés Manuel López Obrador, muchas cosas han cambiado.

El país ha estado sometido al desafío de los narcos, con más de 70 mil muertos en los últimos seis años. Eso y la posibilidad de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) vuelva al poder después de 12 años y cargando el lastre de 71 años de hegemonía, ha despertado un movimiento ciudadano de jóvenes universitarios, llamado #Yosoy132, que no estaba en la cuenta de los partidos políticos tradicionales y los ha puesto contra la pared.

Son esos jóvenes, conectados a las redes sociales y difíciles de contar, los que están haciendo una campaña política paralela a los candidatos tradicionales y poniendo en entredicho las encuestas.

De hecho, muchos de ellos hacen parte de esa franja de indecisos que este domingo podrían provocar una “revolución democrática en las urnas”.

Las datos de las últimas encuestas, muchas de ellas contratadas por los propios candidatos o medios de comunicación afines a las campañas políticas, dan como ganador al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, con diferencias de hasta 15 puntos con su más inmediato rival, el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador, y poco más de 20 puntos sobre la candidata del partido de gobierno, el PAN, Josefina Vásquez Mota.

La franja de los indecisos representa el 19 por ciento de los 81 millones de mexicanos habilitados para votar, aunque se estima una votación de algo más de 50 millones de sufragios, pues la abstención podría estar alrededor del 40 por ciento.

De hecho, las cinco grandes firmas encuestadoras advierten que las diferencias se fueron reduciendo dramáticamente entre los tres candidatos más opcionados, mientras el movimiento Yosoy132 ha ganado cada vez más apoyos en las redes sociales, con una clara posición “anti” Peña Nieto, quien ha dicho que los ataques vienen de parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de López Obrador.

Esa polarización política entre ambos candidatos tiene a la candidata Josefina Vásquez Motta como una tercería sin mucha opción de triunfo, por lo que algunos sectores independientes han llamado al “voto útil”, que en este caso no va en favor de Peña Nieto, sino de López Obrador.

El cuarto candidato en el tarjetón presidencial es Gabriel Quadri, del Partido Nueva Alianza, quien en los sondeos no registra más de cinco puntos porcentuales.

Además del Presidente de la República, los mexicanos elegirán a 500 diputados federales, 128 senadores, 6 gobernadores, al Jefe de Gobierno del Distrito Federal y a 576 diputados locales, en cerca de 143 mil casillas o mesas de votación.

Pocas propuestas, muchos agravios
La campaña electoral, como era de esperarse, ha estado cargada de duros enfrentamientos entre los candidatos, pero en especial contra el Presidente Felipe Calderón. Su declaratoria de guerra contra los narcos y la decisión de enfrentar al crimen organizado con las Fuerzas Militares ha servido para politizar el tema de la seguridad ciudadana y muchos mexicanos le achacan a Calderón la responsabilidad en la espiral de violencia que vive el país, con poco más de 70 mil muertos en estos seis años.

Su mayor contradictor ha sido el expresidente Vicente Fox, del mismo partido de gobierno, pero hoy aliado con su más acérrimo rival, el PRI. Fox ha calificado al Presidente de “inepto e irresponsable” y lo acusa de la debacle del PAN. Y de México. La sola posibilidad de que el PRI regrese al poder será un Inri que Calderón y su partido tendrán que cargar por mucho tiempo.

Al desprestigio del PAN y al miedo al PRI es que se prenden los seguidores de López Obrador como una alternativa de poder para los mexicanos, muchos de los cuales siguen pensando en que las elecciones de 2006 fueron alteradas y se le quitó la victoria a la izquierda.

En ese cruce de mutuas acusaciones se agotó la campaña electoral y las propuestas de los candidatos giraron más en criticar el mandato de Calderón que en proponer salidas a la crítica situación de violencia que vive el país.

Pese a que la economía mexicana ha resistido la crisis económica de su principal socio comercial, Estados Unidos, y no ha visto limitada su capacidad exportadora a Europa, los niveles de crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB), de entre 3.5 y 4.0 por ciento anual, no alcanzan para mitigar los altos niveles de pobreza, falta de acceso a la educación, y generación de empleo que permita contrarrestar la militancia de los jóvenes en bandas delincuenciales o en los carteles de las drogas.

Hechos tan graves como el asesinato de tres policías federales a manos de tres de sus compañeros en el aeropuerto de Ciudad de México, el lunes; y el estallido de un carro bomba en Nuevo Laredo, este viernes, han puesto en alerta máxima a las autoridades ante la posibilidad de que se presenten hechos de violencia este domingo y, peor, que los resultados puedan ser manipulados por los mismos organismos electorales.

El Instituto Federal Electoral (IFE) ha dicho que todo está listo para que los mexicanos puedan acudir a las urnas con plenas garantías y bajo la transparencia del sistema de cómputo que ya se usó en las legislativas de 2009, pero la posibilidad de usar un lápiz para marcar los tarjetones o que los mismos votantes puedan llevar sus propios marcadores ha despertado toda clase de preocupaciones entre los propias campañas políticas.

La firma de un Acuerdo de Civilidad entre los cuatro candidatos para respetar los resultados a tan solo tres días de las elecciones, en vez de generar tranquilidad, ha revivido el fantasma del fraude, que en México, como en muchos países de América Latina, se pasea por las urnas. Esas urnas en las que este domingo se podrán responder a las dos preguntas que casi todos los mexicanos se hacen: ¿volverá el PRI al poder? ¿Podrán los jóvenes de Yosoy132 evitarlo?

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