No será lo último, pero permite trabajar. Los rostros se distensionaron un poco tras las reuniones del clima que acaban de terminar en Bonn.
La carne, literalmente, está sobre el asador. Cerca de 190 países se reunieron bajo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para allanar el camino hacia la cumbre de Cancún (México) en diciembre próximo.
Un gran paso hacia adelante es posible, en la forma de un gran paquete de medidas operacionales que les permitirá a los países tomar acciones más fuertes y rápidas en todas las áreas relacionadas con el cambio climático, indicó Yvo de Boer, secretario ejecutivo saliente de la Convención.
En la cita se progresó en asuntos sobre cómo un régimen climático puede trabajar en la práctica.
En ese sentido, el Grupo Ad Hoc en Acción Cooperativa a Largo Plazo discutió en detalle la reducción de los gases de efecto invernadero, la adaptación a los inevitables efectos del cambio climático, la reducción de emisiones por deforestación y los arreglos institucionales y financieros.
El jefe del grupo de negociación pidió desarrollar una respuesta de largo plazo al esquema de cambio climático, un texto que busca definir los intereses de cada parte y a él los países le solicitaron a su vez compilar una versión revisada en la sesión de agosto.
A la par de este encuentro, se reunió un grupo sobre acción de frente al clima del futuro, enfocándose en los compromisos de reducción de emisiones para los 37 países industrializados que han ratificado el Protocolo de Kyoto.
El grupo comenzó a convertir las promesas de reducción de emisiones que los países desarrollados han hecho en el Acuerdo de Copenhague, en objetivos que pueden ser comparados formalmente en el contexto de negociaciones de Naciones Unidas.
De Boer llamó a los negociadores a analizar en profundidad la naturaleza legal de cualquier nuevo acuerdo o conjunto de acuerdos. Para él, es esencial mirar con frialdad las 76 adhesiones para la reducción de emisiones realizadas por 76 países desarrollados y en desarrollo tras la cumbre de Copenhague: todos los países desarrollados y 39 naciones en desarrollo que voluntariamente acogieron el llamado a limitar sus emisiones de gases.
El problema es que las adhesiones de los países desarrollados son de un 25 a 40 por ciento más cortas que lo sugerido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático para tener un 50 por ciento de chance de mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 grados.
Al considerar las promesas, es claro que las emisiones no se detendrán en los próximos 10 años. Lo anunciado por los países ricos adiciona del 12 al 19 por ciento de emisiones a 2020 con respecto a los niveles de 1990.
Al encuentro de Bonn asistieron cerca de 5.500 delegados y representantes de 185 países.
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