Qué difícil es encontrar deportistas que mantengan su esencia en las buenas y en las malas. Colombia lo encontró en Rigoberto Urán. Por eso el podio del Giro de Italia es un triunfo de la humildad.
Rigo es el mismo montando bicicleta por Las Palmas que pedaleando en una etapa de montaña de las competencias más encopetadas del mundo. Es el mismo, esperando con un costal a que salga el bus de la terminal de transportes hacia Urrao, que caminando por cualquiera de las calles de Medellín. Jamás se niega a un saludo ni a una sonrisa. Rigo es Rigo, no hay falsedad en su proceder y su amor por el ciclismo lo está premiando. Tiene 27 años y disfruta de las cosas más simples como lo hace un niño con un juguete. Urán tratará de buscar el primer lugar en un próximo Giro, pero si no lo logra, seguirá siendo Rigo, el amante de su familia y su carrera. Salud, gran subcampeón.
Pico y Placa Medellín
viernes
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