La historia de la música colombiana recordará a Jairo Varela como el testarudo compositor chocoano que con un cuaderno lleno de sus canciones debajo del brazo tocó de puerta en puerta buscando una oportunidad en la música.
Esa oportunidad llegó, paradójicamente, a finales de los años setenta lejos del calor y el jolgorio de su tierra natal. Fue en Bogotá donde junto a otros músicos caleños fundó el grupo Niche, la agrupación con la que se dio a conocer como uno de los compositores más prolíficos del país.
Varela no fue músico profesional. No sabía leer partituras ni componía los arreglos musicales de su orquesta. Pero aún así, con esta falencia que muchos le criticaron, logró convertirse en uno de los pocos hombres sin formación musical en liderar y mantener vigente durante 32 años su orquesta y posicionarla como una de las más importantes de Colombia.
De su madre poetisa heredó el talento para componer y empezó una carrera creativa que lo condujo a escribir centenares de canciones de variadas temáticas a medida que evolucionó el Grupo Niche y el mismo género conocido como la salsa, que el mismo definía como una mezcla de ritmos latinos.
Desde los temas rumberos como el clásico salsero Cali Pachanguero, hasta temas de contenido social como Miserable o del folclor de la región Pacífica como la Canoa Rancha. También con su puño y letra pregonó su inocencia cuando fue condenado a prisión por vínculos con el narcotráfico y en prisión escribió las canciones de su disco A Prueba de Fuego.
A mi modo de ver el valor del fallecido maestro Jairo Varela radica en haber sido valiente para proponerse crear un estilo propio que muchos denominan la salsa caleña, en tiempos en que los melómanos colombianos éramos consumidores de la salsa que se producía en New York, Puerto Rico, Cuba, Venezuela. Así fue como el Grupo Niche -nombrado así en honor de la raza negra, temática que siempre estuvo muy presente en su obra musical- se le considera la responsable de "internacionalizar" la salsa colombiana.
A su faceta de compositor le agregó una habilidad para promocionar su orquesta y mantenerla exitosa en términos comerciales, a medida que aparecían modas musicales o luego, en la última década, en momentos de crisis de la industria musical. Ejemplo de ello fue su incursión en los años noventa en la denominada salsa romántica, que le valió criticas de los más ortodoxos melómanos y coleccionistas de la salsa dura.
De Jairo Varela se han dicho muchas cosas. Un temperamento fuerte que durante los 32 años con la batuta del Grupo Niche le generó fricciones con músicos, cantantes y la propia industria musical, que lo acusaron muchas veces de déspota y prepotente. Así ocurrió en 1986, en plena Feria de Cali y con la orquesta en la cúspide del pentagrama musical, los músicos le renunciaron al unísono tras reclamos laborales y diferencias por su férreo y hasta polémico estilo de dirección. Varela no cedió, llamó a nuevos músicos y prosiguió con su historia musical y de esa disidencia nació la orquesta Guayacán.
Aún así, nadie desconoce su conocimiento y talento para hacer de su grupo una escuela de cantantes y músicos que se dieron a conocer en el Grupo Niche y luego tomaron sus propios rumbos creando nuevas agrupaciones y iniciando carreras como cantantes solistas.
¡Qué descanse en salsa maestro Jairo Varela!