Bernabé y Ana Julia, los padres del sargento viceprimero de la Policía, Julio César Buitrago, dicen que a ellos por la edad ya no les faltan los achaques, pero que desde que volvió su hijo ya se enferman menos.
Julio es el más retraído de todos los liberados en la operación Jaque. Cuando fue secuestrado, el 3 de agosto de 1998 en Miraflores, Guaviare, estaba casado y tenía tres hijas.
Hoy confiesa que su vida arrancó de cero después de la liberación. Mientras estaba cautivo, su esposa se enamoró de otra persona y se fue para España. Sus tres pequeñas hijas quedaron al cuidado de sus suegros. Él, hoy asume esa responsabilidad pero afirma que no es nada fácil. "El día de la liberación volví a nacer. Al principio no fue fácil porque tuve que arrancar de cero, sin familia y sin esposa, sacar las hijas adelante, sólo. "En cautiverio usted soporta pensando que va a salir a reencontrarse con su familia y su señora. Llega y se encuentra ese muro". confiesa.
Para él lo más duro ha sido realizar las labores de padre de tres jovencitas a las que no vio crecer. "Encontrar una hijas pre adolescentes que no se han criado con su papá, no es fácil".
A pasar de eso está dedicado a estudiar y ponerse a punta en la tecnología. Buitrago ya tiene correo electrónico y entra al Facebook para encontrar nuevos amigos.
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