viernes
8 y 2
8 y 2
Las cifras de popularidad del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante sus ocho años de gobierno son históricas.
Su imagen favorable osciló en un rango que va desde 63 por ciento en febrero de 2010, la más baja que se presentó -antes de que la Corte Constitucional declarara inexequible la segunda reelección- hasta el 85 por ciento en julio de 2008, luego del éxito de la Operación Jaque.
Niveles que demuestran que el Jefe del Estado nunca llegó a estar en crisis con respecto a la opinión general.
Si se promedia la favorabilidad del Presidente Uribe durante los ocho años de gobierno, ésta llega a un 72 por ciento. Más aún, cuando Uribe entra al gobierno en 2002 llega con 69 por ciento y ahora se va con 75 por ciento, seis puntos por encima luego de ocho años de permanecer en la Casa de Nariño.
Las comparaciones
Al compararlo con anteriores gobernantes las diferencias son muy significativas.
César Gaviria, quien gobernó entre 1990 y 1994, al terminar su gobierno alcanzó un 53 por ciento de imagen favorable.
Ernesto Samper Pizano, (1994-1998) que tuvo un gobierno marcado por el llamado Proceso 8.000, finalizó su periodo con 30 por ciento de favorabilidad y Andrés Pastrana (1998-2002) terminó con un lánguido 21 por ciento de popularidad, el que se atribuye a los fracasos del proceso de paz con las Farc y a la crisis económica del año 99.
Así las cosas, ¿a qué se puede atribuir este desempeño tan sobresaliente del presidente Uribe?
En primer lugar, indudablemente el sello de la administración Uribe es su lucha contra la guerrilla y en particular contra las Farc.
Hace diez años, el 57 por ciento de los entrevistados creía posible que la guerrilla colombiana llegara algún día a tomarse el poder por la fuerza, hoy esa cifra se encuentra en un 13 por ciento.
Aunque es cierto que las Farc nunca han sido queridas en el país, sus porcentajes de aceptación entre la población nunca han superado el 3 por ciento, pero sí fueron temidas por su poder militar, y en este periodo de gobierno Uribe, es claramente demostrable que ese temor se redujo significativamente.
En segundo lugar, está el tema económico. Cuando Álvaro Uribe llegó al poder, en el año 2002, solamente un 20 por ciento de los hogares colombianos sentían que su situación económica estaba mejorando.
Para el año 2007, antes de iniciarse la crisis financiera mundial, la cifra había ascendido al 43 por ciento, entre la población colombiana.
Durante la crisis económica global y la crisis comercial con Venezuela, en 2009, el porcentaje de hogares que sentía que su economía iba mejorando bajó al 28 por ciento, pero durante lo corrido de este año 2010 la tendencia es nuevamente favorable y ya ascendió a 35 por ciento.
En otras palabras, y de acuerdo con los resultados de las encuestas realizadas durante este periodo, de los ocho años de gobierno, en seis la economía de los hogares colombianos mostró tendencias favorables, y en dos las tendencias fueron negativas.
Favorabilidad
Pese a las dificultades ¿por qué durante los dos años de tendencia negativa de la economía, la imagen del presidente Uribe no se vio afectada?
La principal razón es que durante ese período el Gobierno obtuvo los más contundentes triunfos militares, que por supuesto, colmaron de esperanza a la opinión pública: la operación Fénix, que terminó con la muerte de uno de los principales cabecillas de las Farc, "Raúl Reyes", en marzo de 2008.
Luego llegó el golpe contundente que consolidó los resultados de la Seguridad Democrática, con la Operación Jaque, que permitió la liberación de 15 secuestrados, del llamado grupo de canjeables, entre ellos a Íngrid Betancourt y los tres estadounidenses.
En tercer lugar, es necesario destacar elementos de tipo emocional, los mismos que son importantes a la hora de hacer un balance respecto al tema de la constante popularidad del Presidente.
El gobierno de Andrés Pastrana sería la primera de ellas. En su periodo de gobierno éste fue percibido como una persona distante del pueblo y débil de carácter, siendo esto una de las razones que lo hizo tan impopular.
Álvaro Uribe, por el contrario, siempre mantuvo contacto directo con la gente y el pueblo sabía que él era el que mandaba, y eso fue lo que lo proyectó como un gran líder. A su vez, con sus inagotables jornadas de trabajo y su sencillez paisa, la gente percibió a alguien que sudó la camiseta y que no buscaba para sí los beneficios del Estado, un elemento más que lo protegió contra los problemas de corrupción que afloraron durante todo su gobierno.
Así las cosas, Álvaro Uribe le entrega la posta al presidente Santos en inmejorables condiciones: con una opinión pública a su favor, una economía con impulso y en franco crecimiento, y unas Farc arrinconadas y debilitadas militarmente. También le hereda el reto de disminuir la pobreza y equilibrar la distribución de la riqueza, que durante este gobierno no mostraron mejoras significativas.
*Gerente de Gallup Colombia