El pasado 5 de junio en la Amazonía peruana la fuerza pública se enfrentó a cuatro mil indígenas que bloqueaban la carretera Fernando Belaunde Terry en señal de protesta. Pese a que el gobierno afirma que en esta batalla campal 23 policías, cinco civiles y cinco indígenas murieron, a los nativos amazónicos les siguen faltando 95 miembros de sus comunidades.
Así lo afirmó a este diario Daysi Zapata, vicepresidenta de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), que agrupa los indígenas de ese país y lidera las protestas. Por eso enviaron una comisión a Bagua para dar con el paradero de sus hermanos.
No sólo la sangre de peruanos brotó ese día, también la peor crisis política que enfrenta la administración del presidente Alan García desde que asumió el mandato hace tres años.
Mientras los indígenas peruanos exigen la derogatoria de las "leyes de la selva" que aseguran arrasarán sus bosques y destruirán sus territorios, el presidente García insinúa que detrás de estas protestas está la mano de los gobiernos de Bolivia y Venezuela que, movidos por intereses personales, alentaron la subversión.
Eduardo Toche Medrano, analista político peruano del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, rechaza la teoría de conspiración y asegura que los límites a los que llegaron las protestas obedecen a la incomprensión y "soberbia" del Presidente.
"No estamos hablando de un conflicto que ha explotado repentinamente, estamos hablando de un proceso de acumulación de violencia de dos o tres años, en donde el incumplimiento de las promesas del Estado han alimentado la situación actual", afirmó Toche.
La manzana de la discordia
Con el paso de los meses los indígenas peruanos fueron afinando la voz y las agallas para destaparle los oídos al gobierno y demostrarle que, aunque minoría, pueden desestabilizar el país.
Desde el pasado 9 de abril comenzaron un paro para protestar contra varios decretos, entre ellos el 1090, que otorga derechos de explotación de gas y petróleo a compañías extranjeras y es una ley clave en el Tratado de Libre Comercio con E.U. para impulsar la economía.
Pero García cree que el "comunismo internacional" es el responsable del caos en el país y aseguró que cuando la policía fue a desbloquear la carretera se encontró con emboscadas, asesinos y gente política armada.
Las acusaciones contra el presidente boliviano Evo Morales surgieron por el mensaje que le envío el 29 de mayo a los asistentes a la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas en Puno, donde dijo "este es el momento de la segunda y definitiva independencia".
Además, asegura el Presidente peruano, otros países están interesados en que el país no progrese y no explote sus recursos.
Algo que rechaza Zapata, quien asegura que los indígenas peruanos tienen su propio proyecto de vida y que ya habían intentado acercarse al gobierno.
La decisión del Congreso del miércoles de suspender las leyes de la discordia no apaciguó el ánimo de los indígenas y miles de peruanos, entre ellos miembros de sindicatos y organizaciones de izquierda, se sumaron a su causa y el jueves salieron a las calles a protestar.
Las marchas dejaron al descubierto un gobierno desprestigiado y el respaldo que reciben los indígenas los envalentona y los hace aumentar sus demandas. Ahora cuestionan la capacidad de gobernar de sus dirigentes y se escuchan gritos que piden la renuncia de García.
Para Toche es un gobierno deslegitimado que se hundió más la espada porque no supo enfrentar la crisis: "el pedido de derogatoria es un gesto político para restablecer la confianza y nos tenemos que preguntar qué lo está impidiendo, por qué el gobierno está inconmovible y asume que cualquier paso atrás es ceder ante una supuesta presión subversiva. Hay mucho más de fondo que en el transcurso podría irse revelando".
Para contener el descontento del pueblo, el gobierno creó el Grupo Nacional de Coordinación para el Desarrollo de los Pueblos Amazónicos, que propiciará el diálogo con los indígenas y que estará formado por los presidentes regionales, el gobierno, los apus (jefes) de los diferentes grupos amazónicos, la Defensoría del Pueblo, la Iglesia Católica, y la Iglesia Evangélica. Sin embargo, excluyó a Aidesep y ante la presión el viernes dio su brazo a torcer y terminó por aceptarla.
Bastarán unos días para saber si el gobierno cedió ante las peticiones de los indígenas que amenazan con resistir hasta no salir victoriosos.
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