Como un hombre de raza negra, quien ha sido atracado por un adolescente negro armado, tarde en la noche, no soy ingenuo: conozco de primera mano el interrogante alrededor de la raza, el miedo y la delincuencia.
El asesinato de Trayvon Martin a manos de George Zimmerman desconcierta a esta nación. Mientras que quienes apoyan al joven declaran en solidaridad: "Todos somos Trayvon Martin", la pregunta que ahora resulta es "¿hasta qué punto en Estados Unidos somos todos George Zimmerman también?".
Al ser atracado, ni soñé con hacerle daño a mi joven asaltante, mucho menos acabar con su vida. Zimmerman reaccionó de manera muy diferente, sacando su arma y disparándole al joven a sangre fría.
¿Y qué?
Bienvenidos a la América de la mentalidad del conjunto cerrado. De 2007 a 2009 viajé por 27 mil millas por todo el país, viviendo en comunidades cerradas, habitadas principalmente por gente blanca, haciendo investigación para un libro.
Me metí con gusto a estas comunidades, ni Howard Johnson ni Motel 6 para mí. Presté o arrendé casas de residentes. Desde los cañones de piedra roja del sur de Utah hasta las ciudades dormitorio de Georgia, viví en conjuntos cerrados como un hombre negro, con estilo y cara juveniles, para entrevistar y observar a los habitantes. Las perversas y dominantes conversaciones que escuché en estas comunidades promueven una mentalidad de búnker. Los habitantes con frecuencia expresaban un temor al crimen que era exagerado más allá de la amenaza actual, según las estadísticas documentadas por sus propios departamentos de policía.
Como apenas se puede decir 'conjunto cerrado' unas cuantas veces, los promotores se ingeniaron un despliegue de eufemismos orwelianos para apaciguar la ansiedad de sus habitantes: "plan maestro comunitario", "comunidad resort paisajista", "barrio íntimo aislado".
Sin importar la marquilla, el producto es el mismo: independiente, conservadora y exagerado en sus demandas de "seguridad". Los conjuntos cerrados alimentan un círculo vicioso al atraer a personas con la misma mentalidad, que buscan un refugio de la gente de afuera y cuyo aislamiento luego empeora el pensamiento paranoico de grupo contra los desconocidos.
Estas comunidades búnker me recuerdan a esas muñecas rusas Matryoshka . Un objeto similar dentro de otro objeto similar sirve como refugio; de comunidad a subdivisión de casa, cada unidad depende de una variedad de formas de seguridad y confort, que incluyen autoridades del pueblo, prácticas de zonificación, sistemas de seguridad privada y armas personales.
La palpable satisfacción de los habitantes con las virtudes de sus comunidades y su aparente disponibilidad para sonar la alarma por cualquier "amenaza" crean un ambiente peculiar, una alianza pecaminosa de petulancia e inseguridad. En este panorama de 'nosotros contra ellos', 'ellos' se refiere a nuevos inmigrantes, negros, jóvenes, arrendadores y personas que se perciben como pobres.
La comunidad de Zimmerman, un conjunto de 260 casas, queda en un suburbio de raza mixta de Orlando, Florida.
El perfil 'sospechoso' del Sr. Martin era más que sólo su piel negra. Fue perfilado como joven, holgazán, no dueño de propiedad y pobre. Según sus acciones, los oficiales de la policía claramente asumieron que Zimmerman era el dueño de la propiedad privada y que Martin era el intruso peligroso. Al fin y al cabo, ¿por qué la policía trató a Martin como un criminal en lugar de hacerlo con Zimmerman, su asaltante? ¿Por qué el cadáver del negro fue sometido a pruebas de drogas y alcohol pero el cuerpo vivo del autor del crimen no lo fue?
En Estados Unidos, más de 10 millones de casas están ubicadas dentro de un conjunto cerrado, donde el acceso es limitado por "muros o rejas", según datos del Buró de Censos.
Más o menos el diez por ciento de los hogares habitados en este país están en conjuntos cerrados, aunque ese número es engañosamente bajo porque no incluye casas temporalmente inhabitadas ni segundos hogares. Otra tendencia creciente contribuyó a este asesinato: nuestro cada vez más privatizado sistema de justicia. Las compañías privadas abogan por los servicios de "seguridad" privada, junto con la construcción y el manejo privado de cárceles.
Aquellos que minimizan esta tragedia al racismo están ignorando un panorama más acertado y doloroso. ¿Por qué hay un niño muerto?
El surgimiento de los conjuntos cerrados “seguros”, policías privados, calles privadas, parques privados, colegios privados, privado, privado, privado, agravan el tratamiento prejudicial en contra de los jóvenes, los de color y los que se presumen pobres.
(Rich Benjamin es autor de "Buscando una Whitopia: Un viaje improbable hacia el Corazón de América Blanca” y es fellow de Demos, un centro de investigacion independiente).
* Autor de "Buscando una Whitopia: Un viaje improbable hacia el Corazón de América Blanca".
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