La decapitación del periodista independiente James Foley, a manos del Estado Islámico, no sólo generó la respuesta bélica inmediata de Estados Unidos y las peticiones a la comunidad internacional de acciones directas contra los extremistas.
También revivió el debate entre la antigua negativa de E.U. y Gran Bretaña de negociar con terroristas y la creciente disposición de Europa y los países del Golfo Pérsico a pagar rescates en un intento desesperado por liberar a ciudadanos.
El dilema: cómo salvar vidas sin financiar a grupos terroristas ni alentar más secuestros.
Y es que al pagar rescates, los gobiernos en el Medio Oriente y Europa se han convertido en algunos de los mayores financieros de los grupos terroristas. Pero, al negarse a hacerlo, Washington y Londres están en la posición de poner a sus ciudadanos en desventaja.
Los captores de Foley, los extremistas del Estado Islámico, llevaban meses exigiendo 132,5 millones de dólares a sus padres, así como concesiones políticas de Washington.
No obtuvieron ninguna de las dos y el periodista de Nueva Hampshire, de 40 años, fue decapitado salvajemente la semana pasada en Siria, donde estaba retenido desde que desapareció en noviembre de 2012.
Los extremistas calificaron su muerte como una venganza por los 90 ataques aéreos estadounidenses lanzados hasta el pasado jueves contra el Estado Islámico en el norte de Irak, desde el 8 de agosto.
"No necesitan hacer esto por dinero", dijo a AP Matthew Levitt, experto antiterrorista en el Instituto Washington, un centro de análisis. "Cuando pides 132 millones de dólares a cambio de la liberación de una persona, eso deja entrever que, o tratas de enfatizar un punto de vista... o realmente no necesitas el dinero".
Un alto funcionario del gobierno estadounidense dijo el jueves que el Estado Islámico había hecho una "serie de solicitudes" a E.U. para la liberación de Foley, incluidos cambios en las políticas y posición estadounidenses en el Medio Oriente.
Desde el Departamento de Estado, la portavoz adjunta Marie Harf dijo que los extremistas, que controlan una franja de tierra en el norte de Siria e Irak, han recaudado millones de dólares en rescates en 2014.
Los rescates pagados por los gobiernos ayudan a crear "una creciente industria de rescates por secuestro", dijo a AP Clinton Van Zandt, ex jefe negociador de rehenes del FBI.
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