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La nueva vida del Señor de Sipán

05 de septiembre de 2009
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Cuenta la leyenda que 200 años después de Cristo murió un gobernante de la cultura Mochica.

Para acompañar su viaje a la eternidad fueron escogidos en un ritual, mujeres, sacerdotes, guerreros, niños, animales, joyas, cerámicas y artefactos de guerra, debidamente acomodados en una urna funeraria.

Dos mil años después el silencio eterno del Soberano se vio interrumpido por guaqueros, como Emil Bernal, un descendiente de la cultura Mochica, adicto a ritos chamánicos, quien luego de beber un alucinógeno extraído de un cactus, entró en una etapa de sueño. Al despertar se encontró en una huaca o templo.

Allí tiene la visión de una mujer con forma de ave y vestida de blanco. Bernal consulta a su maestro, quien interpreta el sueño como la señal del sitio donde existe un entierro. Su búsqueda se extendió por todo el Valle de Lambayeque, asentamiento de la cultura Mochica, al norte del Perú.

Días más tarde reconoció el lugar de su visión y encontró una tumba rica en oro y elementos cerámicos milenarios. El hallazgo ancestral transformó la vida de Bernal y de los habitantes de la región, quienes seducidos por los tesoros encontrados, comenzaron un saqueo vandálico de varias tumbas reales. Muchos de los objetos encontrados fueron vendidos a traficantes o coleccionistas particulares.

Pero la felicidad del guaquero duraría poco. Un presagio de muerte le anunciaba que sus días estaban contados. Un año después de encontrar la tumba, el saqueador murió a manos de la policía en un hecho que aún no termina de aclararse.

Los hallazgos
Las autoridades peruanas comenzaron a proteger el lugar y en 1987 un grupo de arqueólogos, dirigido por Walter Alva, comenzó las excavaciones y descubrió una tumba con los restos intactos de un señor Mochica a quien nombraron como el Señor de Sipán, palabra que en lenguaje indígena se traduce como Templo de la Luna.

El hallazgo permitió apreciar el ritual de enterramiento de un gobernante, en compañía de un guerrero, un sacerdote, dos mujeres, un niño, un perro, una llama y un guardián con los pies amputados.

La urna fúnebre contenía numerosas joyas de oro colgadas en su cuerpo y decoradas con turquesas. La construcción o huaca estaba formada por una plataforma funeraria y dos pirámides truncas de adobe, pertenecientes a la cultura Mochica del siglo VI después de Cristo. La leyenda se confirmó.

Para el experto Alva, la tumba del Señor de Sipán es el mayor hallazgo arqueológico en toda América y, más concretamente, de las culturas ancestrales de la zona de Lambayeque.

El cráneo y los huesos del gobernante, de sus acompañantes así como los elementos fúnebres se encuentran ahora debidamente conservados y protegidos en el Museo Nacional Tumbas Reales en Chiclayo, a 780 kilómetros de la ciudad de Lima.

El nuevo templo del Señor de Sipán deja apreciar en su exterior una arquitectura moderna, pero una vez en el interior, todo el pasado del dios gobernante se evidencia en forma de objetos de oro, plata y cobre. Orejeras, cetros ceremoniales, medallones, un pesado lingote circular de oro macizo, narigueras y collares.

El mítico lugar es un viaje en el tiempo, miles de años atrás. Una suerte de clase de historia sobre la cultura Mochica, y en el que el visitante se siente un acompañante del soberano en su viaje a la eternidad.

Cuando se camina por el Valle de Lambayeque, se cree estar pisando toda esa historia. Hay admiración ante los numerosos montículos o templos sagrados, como la legendaria Huaca Chotuna, con sus frisos (pinturas en relieve) de colores, elaborados en muros construidos en los siglos X y XI, que delatan la presencia de Naylamp o "gran ave del mar", el fundador del reino Sicán, de quien se dice que una vez instauró con éxito su gobierno desapareció. Según la leyenda, le brotaron alas y emprendió el vuelo.

El pasado está enterrado en medio de la geografía desértica del norte de Perú. Hace 20 años comenzaron los trabajos arqueológicos y, según Walter Alva, apenas han avanzado un diez por ciento.

Actualmente excavan una plataforma funeraria, posiblemente de un guerrero de hace 2.000 años, más antigua que la tumba del Señor de Sipán.

Por ahora, él seguirá siendo el gran soberano del pasado y del presente de la cultura Mochica.

*Invitado por Promperú y Lanchile

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