Hoteles y tradiciones con siglos de historia, ciudades, pueblos y campos acogedores, y personas orgullosas de un pasado, que hoy es capital para su futuro, son apenas un corto resumen de lo que puede encontrar un viajero en León y Asturias, lejos de los más habituales circuitos turísticos de España.
Y no es que en esta parte de la Ruta de la Plata -la mitad norte- falten atractivos, sino que es más propicia para recorrer sin afanes y disfrutar con todos los sentidos las alternativas que ofrece en historia, paisaje y comida, al lado de lugareños dispuestos a compartir con el visitante.
No importa si se está en ciudades medianas como Zamora, León o Gijón, o si se pasea por pueblitos poco conocidos aquí, como Benavente, La Bañeza, La Pola de Gordón, La Pola de Lena o Bueño (en Ribera de Arriba).
En Zamora es difícil no entrar a alguna de las 23 iglesias prerrománicas y románicas, o perderse por sus calles medievales que llevan a una de las casas en las que vivió Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, frente a la catedral y detrás de esta, con solo cruzar un parque, el castillo medieval, levantado en siglo XI y abierto al público desde 2009.
De allí a Benavente y La Bañeza es un corto camino por carretera, y por eso es tentador desviarse un poco para internarse en tierras de Toro, bañadas por el río Duero y que dan nombre a unos vinos, de cuya elaboración hay indicios desde antes de que los romanos ocuparan esta zona.
En La Bañeza, la actividad agrícola gira en torno a la uva y a las alubias, con las cuales se preparan o acompañan cocidos y sopas generosas, incluso las ancas de rana, tradición francesa anclada desde la invasión napoleónica de comienzos del siglo XIX.
Internarse por las montañas de la Pola de Gordón, es cambiar de paisaje y actividad. Aquí las montañas se prestan para la escalada en rocas, la observación de especies salvajes y, en invierno, para el esquí.
Y muy cerca de allí, León capital, donde se destaca la catedral, cuyos vitrales en restauración se pueden visitar.
Al entrar al Principado de Asturias, las montañas esconden algunos tesoros, como la iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena, o los hórreos -bodegas para el grano- tradicionales en muchos pueblos de esta región española, como Bueño.
Y ya en Gijón, el final de la Ruta de la Plata, donde el Elogio del Horizonte, del escultor Eduardo Chillida, abre la puerta al mar Cantábrico.
En esta ciudad se puede observar unas termas romanas bien conservadas y que muestran solo una fracción de la vasta historia de una región española que no es muy frecuentada por los turistas, pero que es una alternativa diferente para quien quiera ampliar su conocimiento y, a la vez, descansar n
*Invitación de la Oficina Española de Turismo en Miami.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
