Los colombianos sentimos frustración por el atraso que tenemos en infraestructura vial, debido a décadas de inversión insuficiente y débil gestión de los entes contratantes. El gobierno del Presidente Santos decidió cambiar esa historia: aumentó el presupuesto de inversión de 3 billones de pesos en 2010 a 8 billones de pesos en 2013; impuso disciplina y transparencia en la ejecución de los contratos, y diseñó e inició procesos de contratación de la Cuarta Generación (4G) de concesiones viales. Es el compromiso de inversión más grande que haya hecho el país en obra pública: 47 billones de pesos.
4G representa un salto en ingeniería, modelo de negocios y financiación de los proyectos. La complejidad de las intervenciones no tiene antecedentes. Se abandona el tortuoso modo de construcción en el que la vía seguía el relieve de las cordilleras. Construiremos vías más rápidas y más seguras. Sobre nuestra sinuosa geografía se posarán 1.300 viaductos, con una extensión de 146 km. Construiremos 141 túneles, con una extensión de 125 km.
El modelo de negocios también cambia, para incentivar que las obras se terminen a tiempo y que la calidad de las mismas se mantenga en el largo plazo. Solo se entregarán peajes y aportes del gobierno una vez finalicen las obras. Estos pagos se harán en un lapso de 25 años y estarán sujetos a deducciones si no se cumplen los niveles de calidad.
Los 47 billones de pesos tendrán que ser financiados por el concesionario en un plazo acorde con el tiempo de las concesiones. Es un gran desafío porque este monto equivale a cerca del 40 % de todos los ahorros en los fondos de pensiones privados o 30 % de la cartera comercial de los bancos.
Un intenso trabajo interinstitucional de los ministerios de Transporte, Hacienda y del DNP impulsó los cambios requeridos para hacer posible esta masiva movilización de dinero. Primero, comprometió una parte importante del presupuesto nacional por los próximos 25 años para reducir el impacto en los peajes pagados por los usuarios y hacer los proyectos viables financieramente.
Segundo, creó la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) para ofrecer productos, como créditos de largo plazo con tasas de interés competitivas, garantías de liquidez e instrumentos para movilizar el mercado de capitales. La FDN ayudará a mitigar riesgos y optimizar recursos para financiar proyectos. Ademas, se decidió vender la participación de la Nación en Isagén para generar un fondo de financiación complementario a la FDN.
Tercero, estableció una regulación especial para facilitar la financiación de proyectos de infraestructura a través de la banca y creó una nueva categoría de activos en la que pueden invertir los fondos de pensiones: fondos de deuda de infraestructura.
Cuarto, planteó la posibilidad de recibir parte de los aportes del gobierno en dólares para atraer a la banca multilateral y a los bancos extranjeros.
Los estructuradores incluyen a las mejores firmas de ingeniería de Colombia, España e Italia. Las tasas de retorno que ofrecemos están en línea con el mercado internacional. Ya recibimos dos ofertas en cada una de las primeras dos licitaciones. Es un excelente arranque, considerando los desafíos.
Algunos interesados han indicado que podríamos tener licitaciones desiertas. Sugieren que los proponentes esperarían mayores márgenes de ganancia ante las exigencias que hemos establecido. En la ANI no descartamos esa posibilidad. Los retornos no son los mismos que se otorgaron en el pasado. Es nuestro deber proteger los recursos de los colombianos. De ocurrir esta situación, procederemos a hacer los cambios pertinentes para hacerla más atractiva al mercado y a reiniciar la licitación prontamente.
4G transformará la fisonomía de las comunicaciones terrestres y dotará a Colombia de un entorno competitivo de infraestructura. Superemos los grandes obstáculos y cambiemos el país del pasado por un gran país del futuro
*Presidente Agencia Nacional de Infraestructura - ANI
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